Las dificultades del cambio de residencia

AutorLeticia Sánchez

No es nada fácil dejar el lugar que lo vio nacer, crecer y hasta desarrollarse profesional y laboralmente, sin embargo, hay situaciones en la vida de los humanos que los orilla a tomar decisiones que cambiarán su vida.

En lo primero que se piensa al presentarse la disyuntiva de abandonar la ciudad de residencia, es en lo que implica este cambio: cerrar la casa, cambiar a los niños de la escuela, asistir a un nuevo club, y dejar el círculo social en el que se ha desenvuelto la familia durante toda la vida.

Por la cabeza de cada uno de los integrantes de la familia Sanoja Barbosa, pasó todo esto, pero la atractiva oferta laboral que le propusieron a Hugo, jefe de esta hogar, era muy tentadora y nada despreciable.

"En mi trabajo fui propuesto para ocupar un mejor puesto, a nivel ejecutivo, la oferta no tenía que pensarla, definitivamente por la cuestión económica me convenía; el único problema era que tenía que cambiar mi residencia, una de las alternativas era en otro estado de la República, pero la mejor estaba en el extranjero", relata el ingeniero mecánico naval.

No es que no le gustara lo que antes hacía, simplemente, durante más de una década su trabajo arriba de diversos navíos le impedía estar en casa, y lo obligaba a ausentarse en las fechas más significativas.

"Por eso, cuando me propusieron un trabajo en las oficinas corporativas me agradó la idea, por fin, podría estar al lado de mi esposa y de mis hijas", dice.

La odisea

Todo fue maravilloso hasta el momento de pensar en que se tenían cambiar de casa y a las niñas buscarle otro colegio.

"Pensamos que sería muy fácil, en el directorio telefónico y en la red existen infinidad de compañías que brindan este servicio, y claro a precios bastante altos, independientemente de que la mudanza sea a cualquier estado de la República o al extranjero, como en nuestro caso, que nuestro destino era Brasil", indica.

El segundo paso, fue dar de baja la línea telefónica y el contrato de la luz de su casa, acudir al banco a realizar algunas transacciones e informar de su nuevo domicilio para que los estados de cuenta fueran enviados a su nuevo hogar.

La escuela era una cuestión que les preocupaba, ya que las pequeñas se encontraban muy contentas donde estudiaban, tenían a sus amigas y conocían muy bien a las maestras.

"La psicóloga de la escuela me dijo que no habría ningún problema por el cambio, que como son pequeñas es muy fácil que se adapten y socialicen con otros niños, que sí extrañarían a sus...

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