Diego Rivera en Málaga, Sevilla y Nueva York

AutorRaquel Tibol

El pasado 30 de junio se inauguró en el Museo del Patrimonio Municipal de Málaga, España, bajo el auspicio de la Fundación Unicaja, una exposición de 29 obras de Diego Rivera que, en distintas técnicas, abarca los años europeos (1907-1921), en los cuales las estancias y vivencias españolas fueron factores fundamentales de su tránsito por la academia ibérica primero y después por las vanguardias que venían floreciendo desde los tempranos años del siglo XX.

Cuando la presentación malagueña concluya el domingo 28, el conjunto, relativamente pequeño pero significativo, pasará a Sevilla.

En Nueva York la gran muestra en el Museo de Arte Moderno (que se inaugurará en noviembre próximo y concluirá en febrero de 1912) servirá para evocar la exhibición abierta en diciembre de 1931. El MOMA se había inaugurado el 8 de diciembre de 1929 bajo el auspicio de Abby Aldrich Rockefeller, Lile P. Bliss y Mary Quinn Sullivan. La presentación de Rivera fue monumental, la integraban 150 obras (óleos, encáusticas, acuarelas, dibujos, sanguinas), incluidos siete tableros al fresco: La rebelión, La liberación del peón, Caña de azúcar, Soldadura eléctrica, Zapata, Fondos congelados, y Taladro mecánico (hasta el momento el MOMA no ha localizado esta última pieza). Para trabajar los tableros el museo le acondicionó un taller especial. Pese a la extrema rapidez como trabajaba Rivera, para la inauguración sólo alcanzó a terminar cuatro.

Lo interesante de las 29 piezas mostradas en Málaga es que ofrecen novedades o puntualizaciones sobresalientes. Para ejemplificar la etapa temprana se eligieron un óleo de 1907 y dos de 1908 (La casona de Vizcaya, Costa cantábrica y Paisaje de Lekeitio), pintados los tres en el País Vasco, adonde llegó en compañía de su maestro Eduardo Chicharro y algunos compañeros del taller madrileño. Aunque aquí despuntan soluciones que se van alejando de lo académico, poco se ha resaltado la conmoción de Rivera ante los acantilados en el puerto y la peculiar arquitectura de esas poblaciones donde lo natural y lo construido tienen una gran fuerza plena de armonía.

Después de trabajar junto con Angelina Beloff en Brujas, Bélgica, La casa sobre el puente (1909) y otros cuadros, se instala en París en el 26 de la Rue de Départ en Montparnasse. Estéticamente a los 23 años trabaja una serie sobre Nuestra señora de París y prepara su regreso a México para celebrar en la Escuela de Bellas Artes la exposición demostrativa de su empeño en una producción que...

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