Desnuda patetismo televisivo
| Autor | Julieta Riveroll |
Entregados al último capítulo de la telenovela antes que al arte, siete bailarines son los protagonistas de la obra teatral más bizarra hasta ahora puesta en escena por el director Boris Schoemann.
Lo patético supera lo risible en esta historia del canadiense Larry Tremblay, Telenovela, estrenada ayer en el teatro El Galeón del Centro Cultural del Bosque, con la presencia del dramaturgo.
La escritura de Tremblay se caracteriza por textos inconexos, donde se mezclan la tragedia, el melodrama y la farsa, y la codirección de Schoemann con Carmen Mastache se encargó de "reforzar ese caos organizado".
"Larry no explica nada, no tira netas, su dramaturgia es abierta y la anécdota muy sencilla", señaló el fundador de la compañía Los Endebles y traductor.
El autor cuestiona la imposición de un pensamiento único a través de la televisión, que moldea a tal grado la mente de los espectadores hasta despojarlos por completo de una identidad propia y de capacidad crítica, dijo el director de origen francés.
En cada pausa e, incluso, durante los ensayos de una coreografía de pretensiones experimentales, los bailarines comentan los avances de la telenovela transmitida el día anterior y admiten sin pudor la semejanza de sus vidas con las de los personajes de la serie.
Buscan la perfección pero están lejos de alcanzarla, como le sucede a uno de los intérpretes, quien vive siempre con hipo, dolor de cabeza y el anhelo de convertirse en un hombre irresistible, de jeans, chamarra de cuero y moto de lujo.
El loco coreógrafo seleccionó a los bailarines de acuerdo con su belleza y su falta de equilibrio emotivo, pero en este montaje es un personaje virtual, pues sólo aparece en pantalla.
La obra se representa en un espacio vacío, que hace las veces de salón de ensayos de danza y set televisivo, y sobre un ciclorama blanco se proyecta la imagen del coreógrafo.
El director se vale también del autoescarnio y lo hace evidente en el colorido vestuario, capa sobre capa, de los bailarines.
Esta es la segunda obra de Tremblay que dirige Schoemann, la primera fue El ventrílocuo, que también se presenta en el teatro El Galeón los domingos a las 18:00 horas, como parte de la residencia temporal de Los Endebles en este espacio situado detrás del Auditorio Nacional.
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