La desmesura y AMLO

AutorJavier Sicilia

El Estado es un monstruo -"el más frío de los monstruos fríos", dijo Nietzsche- cuya mentira, "que se desliza de su boca es: 'Yo, el Estado, soy el pueblo'". No en vano Hobbes, en alusión al inhumano monstruo marino descrito en el capítulo 41 del Libro de Job, lo llamó El Leviatán, cuya figura, imaginada por Abraham Bosse, aparece en el frontispicio de la primera edición: un gigantesco rey de rostro hierático, que emerge detrás de las colinas armado con un báculo y una espada -símbolos de la soberanía y del uso legítimos de la violencia-, cuyo cuerpo está hecho de miles de seres humanos que, sometidos a él, contemplan su rostro.

Como la hybris, nadie lo ha visto, pero, como en la tragedia, aparece en quién lo representa: un rey, un presidente que al asumir su rostro -la famosa investidura-, pierde su proporción humana y comienza a causar estragos.

Hace tiempo, sin embargo, que el monstruo comenzó a enfermar y su cuerpo a fracturarse en muchas violencias. Una monstruosidad conformada por el sometimiento de todos mediante el monopolio de la fuerza, tarde o temprano termina por devorarse a sí misma. Al igual que las estrellas o los átomos de uranio -dice Leopold Kohr-se desintegran porque la materia, de la que están compuestos, intentó expandirse más allá de sus límites, el cuerpo del Leviatán "se enferma con la fiebre de la agresión, la brutalidad, el colectivismo o la idiotez masiva (...) porque a los seres humanos se les desproporcionó y soldó en unidades sobre-concentradas, tales como turbas, sindicatos, cárteles o grande poderes".

Esa desmesura corporal al expandirse genera la condición ideal para el anonimato, mediante el cual un número cada vez mayor de esas unidades toma una cantidad crítica del poder acumulado por el monstruo para reproducir un sinnúmero de violencias, como sucede en México. Más allá de cierto punto crítico -vuelvo a Kohr-, la masa que conforma el cuerpo del Leviatán se vuelve tan espontáneamente vil que comienza a producir un quantum de violencia propio que se desprende por completo del cuerpo, creando otras monstruosidades.

Contra esa evidencia, AMLO, que al asumir el rostro del Leviatán ha perdido su proporción humana, pretende sanar al monstruo concentrando poder, intentando regresar al Estado a esa fase en que el monopolio de la violencia prometía controlarla y desterrarla del cuerpo social, a esa época, en que su monstruosidad, como en la ilustración de Abraham Bosse, tenía el rostro del un rey soberano. De allí...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR