El desbarajuste

AutorHéctor Tajonar

Calderón -junto con sus cinco esbirros en el Senado- fue exhibido en su abyección al haberse sometido a Peña Nieto para imponer al hoy renunciado fiscal-carnal y de paso arrasó con su mujer, quien optó por salir del partido en el que militó durante más de 30 años. Con razón, se quejaba de que Anaya obstaculizaba su aspiración a obtener la candidatura del PAN. Su esposo ofreció seguirla, pero luego reculó para continuar sirviendo al presunto proyecto presidencial para que José Antonio Meade se convierta en sucesor. Acomodaticio, Calderón apoya a Peña y Meade más que a su propia esposa, tras haberla lanzado al vacío.

El "haiga sido como haiga sido" que llevó a Calderón a la Presidencia con los votos del partido de Elba Esther Gordi-llo, se ha vuelto el ejemplo a seguir para los feroces aspirantes al "supremo Poder

Ejecutivo" -y sus secuaces-, ávidos de obtener el poder a toda costa, por encima de la capacidad y la responsabilidad requeridas para gobernar, ignorando toda norma de ética pública e integridad democrática.

"Son tiempos de canallas", ha dicho el líder de Morena, puntero de las encuestas y principal beneficiario de las trifulcas intrapanistas, así como de la guerra sucia orquestada por Peña Nieto, su partido y sus cómplices contra el líder del PAN.

Aún se desconocen quiénes serán los candidatos del PRI y del FCM, pero es claro que su propósito común será vencer a AMLO, cuya estrategia es ubicarse como el único salvador ante los vicios de "la mafia del poder". Al mismo tiempo, los opuestos y acérrimos enemigos, López Obrador y Peña Nieto, coinciden en desprestigiar al naciente FCM, que les podría restar votos tanto a Morena como al PRI. Por su parte, la obstinación de Anaya por ser el candidato del Frente pone en riesgo la existencia misma de esa coalición, aparte de debilitar -aún más- a los partidos que la forman.

La maraña electoral se complica sin que el raquitismo electorero haya variado, sólo se exhibe con mayor ímpetu la medianía y la avidez de poder de las opciones existentes. La caballada escuálida parece haberse convertido en una manada de hienas hambrientas (especie caracterizada por la práctica del cleptoparasitis-mo: robar la presa cazada por otro animal para alimentarse). El preciado manjar de la silla presidencial ha propiciado una voracidad irrefrenable en la que todo se vale para anular al adversario y obtener al menos una tajada de la cacería.

El problema mayor de este desbarajuste es que la desenfrenada codicia de...

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