Derroche de imaginación

AutorRaúl Ochoa

De niño, Aarón Gordián vivía jornadas desfallecientes. De lunes a viernes, el día comenzaba a temprana hora y expresivamente intenso para él. Siempre batallaba por hacerse de un sitio en las combis del servicio de transporte en la ciudad. Con su frágil cuerpo apenas apoyado por un par de muletas carecía de libertad de movimientos. Muchas fueron las ocasiones en que llegó tarde a la escuela del Sistema Nacional para el Desarrollo Integral de la Familia (DIF).

"En ocasiones salía disparado para un lado porque todo mundo nos aventábamos para ganar un espacio en el transporte; nunca me importó. Me levantaba y algunas veces hasta llegaba a tomar un lugar, aunque por lo general siempre llegaba tarde al colegio. Sólo cuando corría con suerte en la pesera llegaba temprano", cuenta.

Pero para los directores y maestros no había explicaciones del niño Aarón que valieran. En las calificaciones cada vez aparecía más la palabra "retardo". Desde entonces sospechó que sus estudios de primaria, y luego de secundaria podrían quedar truncados en cualquier momento por cualquier contingencia.

"Y muy lejos que mis propios profesores o el director entendieran la situación, todo fue imposible", insiste Aarón.

A los ocho años, cuando su discapacidad la derrochaba en imaginación y habilidades, él soñaba con graduarse como ingeniero en construcción. "Me gusta la arquitectura y todo lo relacionado con el diseño, pero fue complicado por el problema del transporte y la escuela".

Aarón perdió la fuerza de las extremidades inferiores cuando tenía un año y medio, víctima de la poliomielitis. Fue su padre, Flavio Gordián Robles, quien le ayudó a definir sus proyectos de vida. El hijo aún tiene vivo el recuerdo: "Tú eres tu propio ingeniero, tu propio arquitecto, y únicamente tienes que construir tu propia vida, tu propio destino...".

Rememora: "Con esas palabras he caminado para construir mi vida, pero también para construir la casa de mis padres; Y aunque mi papá ya no está en vida, de alguna manera platico con él todos los días y me encomiendo a él en todos mis esfuerzos, en todas mis oraciones y en todas mis competencias".

Como consumado atleta de alto rendimiento para deportes con discapacidad, Aarón Gordián pasó de los estudios a los éxitos deportivos. Ha viajado por el mundo, participado en siete Juegos Paralímpi-cos -con dos medallas incluidas: bronce en Seúl 88 en 200 metros y plata en Atenas 2004 en 5 mil metros-. Ostenta un campeonato del mundo -en mil 500 metros...

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