El derecho a ser pintor

AutorBlanca González Rosas

Las circunstancias de opacidad y simulación que han rodeado este evento no sorprenden, ya que reiteran las características de la administración de las artes visuales bajo el régimen del presidente saliente, Felipe Calderón. Encargadas en 2010 de organizar la Bienal, Sofía Hernández y Magdalena Zavala -directora del Museo y coordinadora nacional de Artes Plásticas, respectivamente- fueron sustituidas en 2011 por Carmen Cuenca y Fernanda Matos; esta última, a su vez, fue sustituida posteriormente por Mónica López Velarde. Cambios que tampoco sorprenden debido a que la movilidad de funcionarios culturales fue común durante todo el sexenio.

Conscientes de sus derechos como ciudadanos-artistas, cuatro pintores han asumido una interesante defensa de la bienal que, inclusive, la rebasa, al incidir en la gestión gubernamental de las prácticas pictóricas. Convencidos de los beneficios en creatividad, conectivi-dad, legitimación y circulación que genera un evento periódico especializado, Teresa Velázquez, Inda Sáenz, Pablo Rulfo y Ulises García Ponce de León han solicitado a Cuenca la posibilidad de participar en la organización de las discusiones sobre la reestructuración de la bienal.

El planteamiento de estos pintores es acertado y se basa en dos premisas principales: la definición de la Bienal de Pintura Rufino Tamayo como Patrimonio Cultural y el derecho ciudadano a ejercer las prácticas pictóricas como una profesión. El primer punto se sustenta en la importancia artística de Tamayo y en el acervo del museo, el cual es la única colección pública de arte internacional que existe en el país. Críticos y reflexivos...

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