Las delgadas líneas de la justicia

AutorGuillermo Rivera

El titular de la dependencia adscrita a la Fiscalía General de la República, Ricardo Sánchez Pérez del Pozo, explica en entrevista que cuando se registra una denuncia, la institución, por ley, se rige por el código penal de la entidad de donde proviene el periodista denunciante.

"Esto se debe a que los delitos son del fuero común y la fiscalía atrae las investigaciones", señala. Así, si el agraviado es del Estado de México, donde el delito de amenazas no se encuentra tipificado en el código penal de la entidad, "se determinará el no ejercicio de la acción penal porque no hay delito."

En Quintana Roo deben existir dos amenazas continuas para que se considere como tal. En Yucatán, un especialista debe corroborar que la agresión provocó daño en el denunciante. Si no se determina con pruebas, en el tiempo previsto por la ley estatal, quién es el responsable, se establecerá la prescripción del delito, que "en ciertos estados tiene reglas específicas", detalla Sánchez.

El fiscal menciona que no se pronunciaría sobre casos específicos de denuncias realizadas por periodistas. Pero como ejemplo indica que, en Guerrero, "el delito de amenazas no se sanciona con cárcel. No puede ser perseguido por más de un año. Eso dice la ley del estado, no yo".

-El periodista queda indefenso.

-No puedo sancionar a alguien si no existe una ley que diga que eso que hiciste es delito. Cada estado tiene sus particularidades y tenemos que regirnos por esas disposiciones. Esa apariencia de que se determina el no ejercicio de la acción penal por no querer trabajar, es falsa.

Un número "alto de casos" de carpetas iniciadas por amenazas, expone Sánchez, se cierra más veces bajo la figura del no ejercicio de la acción penal porque el denunciante "puede considerar que se le emitió una amenaza; sin embargo la decisión de determinar si no hay un delito no es una cuestión subjetiva del MP". Un perito en psicología forense, añade, analiza el contenido de la documentación y concluye si hubo amenaza.

"Hay líneas delgadas entre la palabra 'amenaza', que implica la intencionalidad de causar algún tipo de daño a una persona, y el insulto o la descalificación, que muchas veces se interpreta como amenazas. No implica que no sea constitutiva de una agresión a periodista, pero no es una conducta delictiva", puntualiza.

-Una de las principales acusaciones de los periodistas y organizaciones que defienden la libertad de expresión es que la FEADLE no realiza investigaciones a fondo.

-Si...

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