La defensa de los migrantes en foros multilaterales

AutorOlga Pellicer

Un aspecto que se pone de relieve es el grado en que la intención de proceder a la deportación de trabajadores mexicanos viola derechos humanos consagrados tanto en la Constitución de Estados Unidos como en el derecho internacional desarrollado, principalmente, bajo los auspicios de organismos mundiales o regionales como Naciones Unidas (ONU) o la Organización de los Estados Americanos (OEA).

Tomando en cuenta esa situación, en los últimos días han tenido lugar acciones del gobierno mexicano y de líderes de la oposición en foros multilaterales en busca de solidaridad con la defensa de los migrantes mexicanos. Como ejemplo de lo primero se puede citar el discurso pronunciado por el subsecretario de Asuntos Multilaterales en la sesión de aniversario del Consejo de Derechos Humanos en Ginebra; como ejemplo de lo segundo, la visita de Andrés Manuel López Obrador para entregar un documento a las oficinas de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, en Washington.

El objetivo de esas acciones es enco-miable. Contribuye a llamar la atención de la comunidad internacional sobre el grado en que las medidas antimigrantes, construidas a partir de sentimientos racistas y xenófobos, ponen en peligro la paz y la seguridad internacionales. El problema, cabe insistir, no es sólo de los mexicanos en Estados Unidos. No se pueden perder de vista las trágicas consecuencias que el rechazo a los migrantes ha tenido para el debilitamiento de la Unión Europea y el ascenso de los partidos de extrema derecha en Europa.

Ahora bien, obtener resultados en los foros multilaterales que vayan más allá de una visita o un discurso en una sesión ple-naria no es una tarea fácil. Lo hecho hasta ahora es un paso significativo pero obviamente insuficiente. Para que la acción en foros multilaterales deje una huella más permanente se requeriría, al menos, de un documento aprobado en la Asamblea General de la ONU o la OEA en el cual queden establecidas obligaciones y responsabilidades de los Estados miembros, así como mecanismos de seguimiento. Sin embargo, obtener un documento de ese tipo es casi imposible si tomamos en cuenta las fuertes divisiones que existen entre intereses y puntos de vista de países emisores de migrantes y receptores de los mismos.

Un principio central desde el punto de vista ético y humanitario sería, por ejemplo, el de proteger la reunificación familiar, evitando siempre la separación de padres e hijos de migrantes. Y, sin embargo, la directiva de...

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