Declaran su amor con imaginación

AutorBertha Wario

Una inesperada invitación, un chocolate y una corazonada a distancia fueron parte fundamental de las historias ganadoras del concurso La Más Romántica Declaración de Amor, organizado por EL NORTE y Dormimundo por el Día del Amor y la Amistad, que hoy se celebra. Cordelia del Bosque de Treviño, Karina Guerra de Lozano y María Esther Martín de Fernández son las autoras de los textos que, por decisión del jurado, merecieron el primero, segundo y tercer lugares, respectivamente.

Una memorable invitación

Cordelia del Bosque de Treviño

Estando un sábado en casa de mis papás con toda la familia reunida, Carlos me llamó por teléfono diciéndome que ya venía en camino para comer con nosotros. No era ninguna fecha en especial o especial para nosotros, simplemente un sábado como cualquier otro.

Llegó como a los 15 minutos de haber llamado. Estábamos todos reunidos en la sala platicando, cuando de pronto tocan a la puerta. Era un mensajero que traía un sobre grande color blanco dirigido a mí.

Era la invitación de una boda, lo cual se me hizo raro porque en esas fechas, que yo supiera, nadie de mis conocidos se iba a casar. Cuando tomé el sobre, me tardé varios segundos en captar lo que venía impreso por detrás. Eran las dos direcciones, tanto la de Carlos como la mía. Yo no entendía todavía quien me mandaba esa invitación, así que mejor la abrí.

Decía en letras impresas: "Carlos Treviño Guajardo, tiene el honor de invitarte a ti, Cordelia del Bosque Treviño, a que compartas junto a él, el resto de tu vida bajo el Sacramento del Matrimonio y te invita a participar en la ceremonia religiosa que con la Gracia de Dios habrá de celebrarse en la iglesia y fecha que tú elijas... ¿Aceptas esta invitación? Monterrey, Nuevo León, septiembre de mil novecientos noventa y seis".

Cuando terminé de leerla, volteé a ver a Carlos, quien sólo sonreía como si nada pasara. Mis hermanos y mis papás enseguida me preguntaron que de quién era la boda a la que me estaban invitando.

Con gran sorpresa, respondí: "Es la invitación de mi boda". Y saqué del sobre el anillo de compromiso, el cual venía pegado en una pequeña tarjeta que decía: "Agradeceré que aceptes esta invitación y haré todo lo que esté de mi parte para que seas feliz".

Todos se pararon a felicitarnos. En eso tocaron la puerta otra vez. Era el mismo mensajero, pero ahora traía un ramo de flores con un recado: "Gracias por aceptarme como tu esposo. Carlos".

Llevamos casi cinco años de casados y siempre recordaremos...

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