David Gómez-Álvarez / La Corte: última esperanza

AutorDavid Gómez-Álvarez

Lo que se juega en Baja California no es un asunto local, sino uno con implicaciones nacionales. El riesgo de una regresión autoritaria en el estado fronterizo no solo afectaría a los bajacalifornianos, sino a todos los mexicanos. El intento por extender ilegalmente el periodo de gobierno no únicamente rompería el orden constitucional y democrático en una entidad federativa, sino que abriría la puerta para que pudiera suceder lo mismo en el resto del país.

Se trata, por tanto, de un asunto de la mayor gravedad para el futuro de la democracia en México.

Todo comenzó cuando al entonces candidato de Morena a la gubernatura, Jaime Bonilla, le pareció poco tiempo dos años. No obstante que la convocatoria para elecciones establecía claramente el periodo para el que sería electo el ganador de las elecciones, Bonilla cuestionó las reglas del juego a medio partido. No conforme, impugnó el periodo de gobierno ante el Tribunal Electoral local de Baja California que sospechosamente le dio la razón. Tuvo que intervenir el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF) para enmendarle la plana al tribunal local.

Una vez habiendo ganado las elecciones a gobernador, Bonilla logró -mediante presiones, amenazas y compra de legisladores- que 21 de los 25 diputados del Congreso local de seis diferentes partidos políticos reformaran la Constitución local para ampliarle el periodo de gobierno. El escándalo rápidamente se tornó nacional ante la complacencia del presidente López Obrador que la dejó pasar en nombre de la mal entendida autonomía de los estados y la complicidad de Morena, que intenta justificar lo injustificable apelando a que el pueblo quiere algo que no expresó en las urnas.

Baja California pasó de ser el estado donde se produjo la primera alternancia a nivel estatal con el triunfo del PAN en 1989, a la entidad que podría representar ese pasado autoritario que se pensaba superado. Tres décadas de elecciones ordinarias y sin sobresaltos desembocaron en una inesperada crisis constitucional que revela la fragilidad de las instituciones democráticas locales. Efectivamente, el electorado de Baja California votó por un gobierno distinto, produciendo una alternancia tras cinco gobiernos panistas consecutivos, pero con reglas claras para todos que ahora son desconocidas por algunos.

Empecinado, Bonilla realizó un sondeo sin bases legales ni representatividad social ni el más mínimo rigor metodológico para justificar que...

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