Cumplen cita con 7 templos

AutorMarcela Corral

Los pasos de los miles de feligreses que ayer transitaban por las calles del centro de Monterrey dejaron en sus prisas, su cansancio y esmero el testimonio de una fe que mantiene viva la tradición de la visita a los Siete Templos.

En un Jueves Santo abochornado por un sol picante, el tráfico vehicular del primer cuadro de la Ciudad fue sustituido por ríos humanos que se concentraron en la Macroplaza en un rito de convivencia, que entre algodones de azúcar, elotes y fritangas invitaban a tomar un respiro entre cada santuario.

A pie o en automóvil, el recorrido inició para algunos desde muy temprano, sobre todo para los comerciantes, quienes desde antes del amanecer preparaban ya sus puestos para el que esperaban sería su agosto.

"¡No entre con las manos vacías!", aconsejaba a gritos un vendedor de ramos y agua bendita a la entrada del Templo de Dolores.

Pero las estampitas, los cirios, los rosarios y las cruces de madera se quedaron esperando con desgano una venta que, se quejó Mirna Luz, ha sido la más floja en los 20 años que tiene de asistir al atrio de Catedral.

La visita para algunos fue de pisa y corre: una señal de la cruz y un padrenuestro.

"Andale, ya vente, todavía nos faltan muchos templos", apresuró una mujer a su niña de 3 años después de un minuto de permanecer hincada.

Otros se quedaron más tiempo y elevaron en cada capilla una oración para recordar el sacrificio de quien 2 mil años atrás caminó como ellos, pero de una autoridad a otra con una condena de muerte a cuestas.

"Con ésta ya llevamos seis...

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