Cultura política retrógrada

AutorHéctor Tajonar

Los ejemplos de esa cultura política retrógrada son innumerables. Menciono brevemente tres casos recientes y elocuentes del primitivismo político que nos abruma. La exoneración de la coalición Compromiso por México de su responsabilidad en el escándalo Monex y el frustrado intento por negar que dicha coalición haya rebasado el tope de campaña, son clara muestra del afán por cooptar a instituciones autónomas, cuya naturaleza exige ser independientes de los poderes públicos para ejercer sus funciones con eficacia y honestidad.

Dicha perversión es propia de los regímenes híbridos clasificados como autoritarismos electorales o competitivos, entre los que se sigue contando México, a pesar de la doble alternancia de 2000 y 2012. En el primer caso mencionado, los malabares jurídicos y contables lograron vencer, no convencer; en tanto que las argumentaciones de la Unidad de Fiscalización respecto al rebase de los topes de campaña fueron postergadas para nuevo análisis hasta junio de este año, cuando la efervescencia sobre el asunto haya menguado.

En el mismo limbo descansarán las nada cristalinas "situaciones" y "complejidades" sobre el Monexgate impune que la Unidad de Fiscalización turnó a vista del Servicio de Administración Tributaria (SAT) y de la Unidad de Inteligencia Financiera dependientes de la Secretaría de Hacienda, así como de la Fiscalía Especializada para la atención de Delitos Electorales (Fepade), adscrita a la Procuraduría General de la República. La posibilidad de que los actuales funcionarios de dichas dependencias procedan conforme a derecho contra las medidas que ellos avalaron durante la campaña es remota. En consecuencia, es previsible que el arcano del proceso electoral de 2012 quedará indemne y debidamente blindado, será res iudicata.

Tampoco merece olvido otro caso de audacia predemocrática: la declaración patrimonial del mandatario y los miembros de su gabinete, publicada el 16 de enero en el portal de la Presidencia. "La transparencia será fundamental en la Presidencia Democrática que me he propuesto conducir. Es una obligación sustantiva para dar confianza a una sociedad mexicana más plural, más informada y más participativa" -se afirma en el comunicado (negritas en el original).

La puesta en escena realizada en Palacio Nacional para informar del asunto no logró su propósito; la simulación fue detectada y produjo un efecto contrario al buscado por los estrategas presidenciales, convencidos de que "gobernar es...

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