¿Crisis en la profesión?

AutorRodrigo Correa
CargoConsultor de Negocios en DynaWare
Páginas56-56
contaduriapública.org.mx/
agosto 2013 56 57
seccionessecciones Rendición de CuentasTecnología
¿crIsIs en la profesIón? la rendIcIón de cuentas como actItud
Para hablar de un a crisis en la profesión de la Contadu-
ría Públic a debemos considerar varios supuestos, y a
que dependiendo del punto de v ista al cual nos en fo-
quemos podremos decir si e xiste o no una crisi s.
Uno de los primeros enfoques es un a de las frases que se
hizo famosa entre los Cont adores: “arrastrar el lápi z”,
pues en el pasado, práctic amente, 100% de la labor que
desempeñaban lo hac ían con sumadora y lápiz en
mano, estereotipando así l a imagen del Contador que
trabajaba hasta a ltas horas de la noche.
Hoy en día, para sa lud de los Contadores, son pocas las
empresas en las cu ales se sigue lleva ndo la contabilidad
manualmente, l a mayoría la lleva en ele ctrónico, lo que
de cierta ma nera hace más sencillo proce sar tanta in-
formación, da ndo pauta a que se analicen y generen
más y mejores opciones para e l buen funcionamiento
de las organ izaciones.
Desde este punto de vist a, si lo analizamos fr íamente,
la profesión como tal está en c risis comparada con los
avances tecnológicos, ya q ue es la misma profesión la
que ha tenido que adecua rse, y al final ha logrado im -
pactar positiva mente en la calidad de v ida, quitar la
imagen que se tenía y h acer más eficiente el trabajo de
los Contadores.
El segundo enfoque es que l a mayor parte de los Con-
tadores fungen como auditores, muy pocos son los
que ejercen la profesión como tal, y no se d iga de los
auxili ares, ya que estos puestos están ocupad os por
jóvenes que tienen hambre de t riunfo, quienes se dan
cuenta de que ser un simple Contador se que da muy
corto para las g randes posibilidades que la profesión
por sí sola ofrece.
Debemos considerar que ser Contador no sig nifica solo
hacer cargos y abonos o est ar alimentando a los d iferen-
tes sistemas recapt urando información, m ás bien, es
saber a la perfecc ión la manera en que funcion an las
empresas, y es tan va lioso el trabajo que realiza que se
toma como base para que el f inanciero, el auditor y el
fiscal ista puedan desarrol lar sus activid ades que, de al-
guna u otra ma nera, van en paralelo.
A través de los años se ha demost rado que la Contadu-
ría Pública e s una de las carreras más complet as que
pueden existi r y que aquellos que la estudi aron tie-
nen la capacidad de des envolverse en tantas áreas
como deseen.
Hoy con la estandar ización internac ional que se pre-
tende llevar, dejará d e haber crisis, pues la compete ncia
entre profesionistas ha rá que cada Contador se exija al
máximo y no se quede e n su área de confort.
C.P. Rodrigo Correa
Consultor de Negocios en DynaWare
C.P. Jorge Barajas Palomo
Expresidente del IMCP y del IM AI
El Diccionario de l a Real Academia E spañola explica
que: “el verbo rendir, junto con algu nos nombres, toma
la signif icación del que se añade; así, en rendi r gracias,
quiere decir ag radecer; en rendir obsequios, obse quiar”.
Si extendemos esta cit a del lenguaje académico a nues-
tro tema podr íamos convenir en que rendir c uentas sig-
nifica responder, cuy a primera acepción en el mis mo
Diccionario qu iere decir contestar, satisfacer a lo que se
pregunta o propone.
Responder ante cua lquier responsabilid ad, como la que
se asume en la relac ión con la rendición de cuentas, co-
mienza con una ac titud. Es una extensión del senti rse
responsable y dar for malidad a una acción determ ina-
da. Aceptemos entonces que el ac to de rendir cuentas
constituye una respue sta fundamental de tod a respon-
sabilidad .
Aquellos que sienten el deber d e responder y rendir
cuentas reconocen al m ismo tiempo su obligación de
demostrar su cumpl imiento; tratarán de bri ndar infor-
mación sobre cómo han desempeñ ado sus responsabili -
dades.
Pero, nos queda claro que la rend ición de cuentas no
tendría que cu mplirse si no se hubiera recibido la auto-
ridad necesar ia; de aquí se deriva la convicción de que
todo ejercicio de autoridad req uiere de una estruct ura
-que no es otra cosa que el control- y los d iversos instru-
mentos seleccionados para pone rla en práctica, usua l-
mente identificados con la s actividades de control, de-
mandan un a buena organización, un a precisa
identificación de los ob jetivos que deben alcanz arse y
una serie de dispositivos de infor mación para demos-
trar su cumplimiento.
Por eso hemos sostenido en muchas oc asiones que el
control interno es la inf raestructura de la rendic ión de
cuentas. Pues bien, genér icamente hablando, el control
también puede identif icarse con una actitud , es decir,
con una condición de la volunt ad. Su manifestac ión me-
diante el ejercic io o realización de esa volunt ad produce
un efecto; de este modo, el control es una c ausa y eso
nos lleva al pr incipio del autocontrol.
Tal como sigue sucediendo con la t rascendente cuestión
de la rendición de cuenta s, acaso mucho más import an-
te que la conceptual ización del control porque este sir-
ve a aquella, el tem a del control interno en las última s
tres décadas de l siglo pasado era confuso y suf ría de
fragmentaciones e n su exposición teórica, y sus apl ica-
ciones resultaban equ ívocas y con frecuencia onerosas
en el manejo de la s corporaciones públicas y pri vadas.
Todos recordamos los casos tris temente célebres y no es
necesario me ncionarlos otra vez.
Esa fragmentac ión en torno del control interno fue re-
suelta hace más de 20 a ños a partir de la definic ión del
Comité Nacional sobre Infor mación Financiera Frau-
dulenta, conocida como Com isión Treadway, resultante
de uno de los muchos actos de respuesta a los e scánda-
los de corrupción de Watergate, la c ual fue integrad a por
cinco organiz aciones profesionales que la patrocin aron
(COSO, por sus siglas en ingl és).
Si hemos estado de acuerdo con que el concepto de l a
rendición de cuentas, t an fragmentado y dif uso en
nuestro medio, es más impor tante que el proceso de
control interno porque este sir ve a aquella, ¿por qué no
identificar a lgunos organismos profesiona les capaces
de puntuali zar su concepto y sus práct icas, e integrarlos
en algo así como un COSO me xicano para la rendición
de cuentas, orientado a l a acción fundamenta l de res-
ponder?
Se tratarí a de un nuevo desafío a nuestra actitud, si m-
plemente una extens ión de sabernos responsables y d ar
formalid ad a una acción más que urgente… como el
combate a la corrupción.
In memoriam
Jorge Rosado Juárez
(5 de abril, 1935-28 de junio, 2013)
Que descanse en pa z

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