El crimen contra migrantes en Ciudad Juárez

AutorTonatiuh Guillén López

La espantosa escena que muestra el inicio del incendio en la estación provisional de Ciudad Juárez describe el punto extremo y deteriorado al que ha llegado una política migratoria orientada hacia la contención y el rechazo de flujos migrantes y de refugiados que transitan por México. La indiferencia e inacción de las personas que estaban cercanas, personal del INM y otras, describe un cruel menosprecio de la vida de quienes estaban bajo su responsabilidad. Dejarlas encerradas, bajo un evidente riesgo de muerte, fue un acto inhumano que solamente se explica en un mundo donde las personas migrantes no tienen valor ni consideración alguna. ¿Cómo hemos llegado a esta injustificable y bárbara situación?

La militarización de la política migratoria -acordada por el titular de la SRE, Marcelo Ebrard, con el gobierno de Estados Unidos en junio de 2019- no fue un cambio menor ni de impacto limitado. La inclusión de las Fuerzas Armadas como aparato de contención -Sedena y la Guardia Nacional, principalmente- implicó añadir no solamente una estructura de fuerza física sino también un cambio en la concepción de la migración de tránsito y de los principios en su relación con el Estado. Desde el escenario militar, como es natural para las Fuerzas Armadas, los flujos migrantes se convirtieron en un objetivo, en una misión operativa -detener, contener- imaginados además como potencial amenaza para la seguridad nacional y soberanía territorial. El horizonte de las personas, de su circunstancia y la procuración de los derechos humanos, tendió así a quedar desplazado y subordinado entre el mapa operativo de una estructura militar.

Por este motivo, la militarización y la estructura de fuerza de la política migratoria son parte explicativa del crimen en Ciudad Juárez, en calidad de contexto que en sus líneas generales privilegia la contención y el rechazo. Se añaden como factores un modelo de gestión del INM que instrumenta la visión de fuerza, el modo agresivo y la mínima consideración a los derechos de las personas migrantes, que por si faltara algo son además parte de las "mesas de seguridad" en estados y municipios de muchos lugares del país, en el mismo parámetro que los asuntos de narcotráfico y similares. No es sorpresa que el ayuntamiento de Juárez haya destacado como fuente de agresividad contra migrantes y solicitantes de refugio, haciendo por su cuenta ilegales "operativos" mediante la policía municipal que regularmente terminan en extorsiones y...

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