Crecen con calidad

AutorÁngel Rivas

Comparten los mismos problemas que las casas vinícolas más grandes, pero las bodegas boutique mexicanas además han luchado por surgir de la nada y posicionarse en el mercado desde su aparición en la última década.

"Las bodegas boutique se caracterizan porque el vino proviene de una parcela de viñas muy pequeña, con un rendimiento en los viñedos muy bajo (2 mil litros por hectárea, mientras el común puede ser de 5 mil litros por hectárea) y un cuidado personalizado de la uva hasta su cosecha.

"Otra característica es que la bodega tiene una capacidad para elaborar 100 mil litros de vino. En los Estados Unidos, este mismo criterio es comúnmente aceptado y se habla de un volumen de venta anual de 10 mil cajas de doce botellas (120 mil botellas), pero en México no está regulado como tal", explica Pilar Meré, coordinadora de promoción del Comité de Vinos Mexicanos de la Asociación Nacional de Vitivinicultores (ANV).

En muchos casos, cuando la empresa tiene éxito puede llegar a crecer, tener mejor equipamiento y tecnología para vinificar, pero conserva su calidad y distinción.

Voz propia

En México, este tipo de casas se pueden encontrar en muchos estados de la República, aunque la mayoría se concentra en los alrededores de Ensenada, en Baja California.

Uno de los ejemplos es Bodegas San Rafael, ubicada a más de 40 kilómetros de Ensenada en el Valle de Ojos Negros, y que Ricardo Hussong y su hijo Ludwig manejan.

"Durante 18 años nos dedicamos a la cría de ganado y producción de alfalfa, pero gracias a mi amigo Fernando Martain de Cavas Valmar comenzamos a sembrar viñas en el 2000.

"Él me dijo que teníamos un clima muy parecido al de Burdeos (Francia) y decidimos plantar las variedades de uva de esa región: Cabernet Sauvignon, Cabernet Franc, Merlot y Petit Verdot", dice Ricardo Hussong, propietario.

Iniciar una bodega para él fue proyecto difícil, en el que hay que hacer un plan de negocios, planear los varietales a sembrar, hacer pruebas e irse con los que mejor se comporten.

"Nosotros salimos con vinos en un tiempo en que los jóvenes y adultos jóvenes se interesaron por el vino mexicano. Ha habido buena aceptación, pero hay competencia y hay que convencer distribuidores.

"Los impuestos nos ponen en desventaja con los chilenos, el IEPS (Impuesto Especial sobre Producción y Servicios) representa el 25 por ciento del valor más el IVA, pero en el tratado andino la tasa es cero", menciona.

Agrega que los bodegueros que se han concentrado en hacer un buen producto han tenido buena aceptación. Hay entre 70 y 80 productores en la región y existe un ambiente cordial...

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