El coraje de los LeBarón

AutorMarcela Turati

LEBARÓN, CHIH.- A la entrada de este pueblo de casas elegantes rodeadas de amplios jardines, donde las familias mormonas conviven en domingo, un letrero da la bienvenida: “El respeto al derecho ajeno es la paz”. En el cerro de nopaleras y rocas que lo circunda se aprecia una “L” (por LeBarón) formada con piedras pintadas de blanco y una caseta de madera desde donde los guardianes de la comunidad custodian la felicidad común.

“La organización de defensa partió de los hombres. Los jóvenes vigilaban el pueblo para poder avisar a las demás familias que estaban descansando si había peligro. Se coordinan por celular y están a una llamada de distancia si necesitamos defendernos, porque lo que uno logra tiene derecho a pelearlo”, precisa Nefi LeBarón, un agricultor que se precia de ser uno de los primeros mormones nacidos en este lugar, de tener 58 años y haber procreado 59 hijos, tener seis esposas y ser tío de Julián LeBarón, reconocido en todo el territorio nacional.

En 2009, antes de que la Policía Federal y los militares que patrullan las calles se establecieran de manera permanente, los vecinos, en un acto de desesperación, se organizaron en redes de autoprotección. Los jóvenes recibieron entrenamiento en el manejo de armas. Solían turnarse para vigilar desde el cerro todo el pueblo y a todos los vecinos; desde sus campos nogaleros avisaban al resto de la población de cualquier movimiento sospechoso.

“Dos veces quisieron entrar encapuchados con sus camionetas y no se les permitió. Esta es una comunidad que ha recibido muchas amenazas”, comenta el expresidente municipal Ariel Ray mientras hace un recorrido por este ordenado pueblo, con amplias casas estilo Santa Fe bordeadas de árboles rompevientos y su respectiva cancha de basquetbol, con otras más que semejan las haciendas de Luisiana, provistas de nogales al frente, y los alojamientos de los trabajadores lejos de la vista de los patrones.

En el camino es posible ver a varios policías federales vigilando el templo donde ahora están reunidas varias familias para orar, familias enteras con multitud de hijos rubios y ojiclaros –que hablan indistintamente en inglés o español– paseando en la plaza y una estatua de Alma Dayer LeBarón, el patriarca que eligió estas tierras fértiles para cultivar nogales y para tener a su descendencia.

Aunque las nueces que se producen en la región son exportadas a China y Estados Unidos, y se distribuyen en México y la gente luce hoy una buena posición económica...

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