¿Convendría penalizar la producción y la venta del alcohol?
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Los efectos no son nocivos en sí mismos. Se trata más bien de una mistificación del abuso de esas sustancias. Lo cierto es que tratar de imponer medidas para controlar la producción, distribución y consumo del alcohol traería problemas como los que se presentaron hace años en Estados Unidos. En conclusión, me parece que no se debe penalizar el consumo sino simplemente las conductas provenientes de su abuso.
No. Mucho menos en el caso de la producción de bebidas tradicionales como el vino o el mezcal, por citar un par de ejemplos, ya que forman parte de tradiciones culturales, familiares e incluso nacionales que no tienen matices de-lincuenciales, como sí lo tiene la producción, venta y consumo de marihuana (con las excepciones previstas en la ley).
El Estado de Derecho no puede prohibir que los ciudadanos adultos consuman lo que satisfaga sus deseos. Ninguna sustancia debería ser considerada, por sí misma, como ilícita. Lo que cabe hacer es prohibir y sancionar severamente aquellas conductas que bajo la influencia de sustancias que afectan a los sentidos —como el alcohol y las drogas— pueden suponer una amenaza tangible para los derechos de terceros. Me refiero, por ejemplo, a la conducción bajo el efecto de tales sustancias, o al desempeño de ciertos trabajos en las mismas circunstancias. El Derecho no puede ser un guardián de la moralidad individual, sino una forma de ordenar la convivencia civil pacífica, basada en el respeto a las opciones individuales que tome cada persona respecto de su propia vida.
El tema que tenemos a la vista, hoy día, no es el del alcohol, sino el de los estupefacientes y psico-trópicos. La pregunta es sugerente, pero no veo la utilidad de examinar aquel problema, sino éste. Hay argumentos atendibles en favor y en contra de la despenalización del comercio de drogas. Creo que en la actualidad los perjuicios serían mayores que los beneficios. El más inquietante es la elevación del consumo de las drogas por parte de los adolescentes y los jóvenes de nuestro país. Ya ha aumentado el uso de estupefacientes y psicotrópicos en una población particularmente numerosa y muy vulnerable. La liberali-zación en esta materia agravaría una situación que ya es muy grave...
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