Perversión de la consulta popular

AutorJesús Cantú

Los instrumentos de democracia directa tienen fundamentalmente dos intenciones: permitir que sean los mismos ciudadanos quienes directamente decidan sobre asuntos que se consideran fundamentales para la vida nacional y abrir a los ciudadanos vías institucionales para controlar el poder de sus representantes.

En el primero de los casos, en muchos países se establece como un candado para las reformas constitucionales el que necesariamente tengan que ser ratificadas en un plebiscito, lo que blinda a las Cartas Magnas de los caprichos de los legisladores. En otros casos permite a los grupos parlamentarios sin fuerza suficiente en el Congreso para sacar adelante reformas legales, lograrlas por la vía del respaldo popular.

En cuanto a la segunda intención, la idea es que el ciudadano tiene una vía para someter a la soberanía popular actos de autoridad (administrativos, por parte de los Ejecutivos o legislativos, como reformas legales o constitucionales) que considere lesivos para la mayoría. Es decir, revertir o ratificar las decisiones de los representantes electos, lo cual los obliga a ser más cuidadosos con sus actos de poder, pues la ciudadanía tiene la posibilidad de echarlos abajo.

Los legisladores se cuidaron de colocar en la legislación secundaria, la Ley Federal de Consulta Popular, diversas disposiciones con la intención de dificultar la posibilidad de que los ciudadanos pudieran hacer uso de dicho instrumento (Proceso 1949).

Entre las normas no previstas en la Constitución y establecidas en la ley destacan la imposibilidad de firmar dos solicitudes de consulta popular, es decir, los ciudadanos únicamente pueden firmar una solicitud y en caso de que firmen más de una, únicamente será contabilizada la primera en tiempo. Pero además de ello obligaron a que en al menos 17 entidades de la república obtengan el respaldo de 1% de los ciudadanos que forman la lista nominal de electores de cada una de ellas.

Desde antes de que se aprobara la legislación, el PRD y el todavía potencial partido político Movimiento de Regeneración Nacional ya habían expresado su intención de convocar a una consulta popular sobre la reforma energética. Aunque el tema de la consulta y el objetivo de la misma es idéntico, revertir la reforma en la materia, decidieron duplicar esfuerzos, dificultar más su trabajo -especialmente por las consideraciones establecidas en el párrafo superior- y eventualmente convertirse en factor determinante -suponiendo que haya ciudadanos...

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