La complicidad de la FIFA

AutorRaúl Ochoa

Torreón, COAH.- Una semana después de que oficializó su retiro, el histórico goleador Jared Borgetti acusa: “hay muchas cosas que se hacen en el futbol mexicano en contra de la FIFA”. Y de inmediato advierte: “pero la FIFA lo sabe; no es algo que esté escondido”.

En entrevista con Proceso aborda varios temas candentes del balompié nacional. En primer lugar señala que con la realización del draft –mercado de transferencia–, la Federación Mexicana de Futbol (Femexfut) viola los estatutos del máximo organismo rector del futbol en el mundo.

También se refiere al “pacto de caballeros”; a la ausencia de un sindicato que proteja a los jugadores; a la disciplina de los seleccionados nacionales, su “exclusividad” con las dos principales televisoras del país, y al dopaje de dos jugadores en la Copa Confederaciones 2005, que pudo costarle a México una nueva sanción de la Federación Internacional de Futbol Asociación (FIFA).

Lamenta que los jugadores sigan sin hacerse escuchar y, todavía peor, que estén “desunidos por temor a represalias”. Aunque la FIFA sabe lo que acontece en el futbol mexicano, sostiene, “simplemente se calla o no lo ve mal”.

En lo que se refiere al “pacto de caballeros”, acuerdo no escrito establecido por los dueños de los equipos en defensa de sus intereses, Jared considera que es injusto porque “en cualquier parte del mundo, cuando un futbolista termina su contrato pasa a ser jugador libre”.

Los estatutos de la FIFA establecen que a los 23 años los jugadores quedan libres una vez que finaliza su compromiso laboral con el equipo. “Sin embargo, en México no ocurre lo mismo porque los dueños se ponen de acuerdo entre ellos en detrimento de los futbolistas”, señala.

Y añade: “Llegará el momento en que el pacto tendrá que deshacerse, porque cuando algún club se interese por cierto jugador que esté por terminar contrato y no lo pueda adquirir, simplemente le propondrá: ‘termina tu contrato y te vienes conmigo’”.

–Algunos futbolistas –plantea el reportero- están en equipos en los que no desean permanecer, pero no les queda otra opción. Eso le ocurre, por ejemplo, al Kikín Fonseca con Tigres de la Universidad Autónoma de Nuevo León, que no le permite contratarse con el Atlante.

–Es algo que ocurre en todas partes, pero sólo se conocen los casos de las grandes figuras. En cualquier lugar del mundo hay jugadores que son transferidos sin su consentimiento, porque las directivas se arreglan entre ellas.

–¿A usted le ocurrió algo similar?

–No, porque siempre traté de ir convencido de lo que quería. Decidí jugar en el León porque...

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