La compleja laicidad del Estado

AutorBernardo Barranco V.

La laicidad mexicana ha propiciado que, después de la Guerra Cristera en 1929, el país viva un largo periodo de estabilidad religiosa. En ello radica su éxito.

Dadas las características actuales de conflictividad y violencia imperante en el país, lo religioso no se ha enganchado ni ha sido motivo de polarización ni exacerbación de los conflictos existentes en la sociedad, en comparación con otros países, especialmente musulmanes, donde lo religioso se fusiona con los conflictos y se suma a la brutalidad de una guerra. Y, peor aún, se convierte en un factor de agudización y antagonismo. En México la alteración de la paz civil no pasa por las religiones gracias a un sistema de convivencias que ha otorgado la laicidad del Estado.

La laicidad es diversa y heterogénea. No existe una sola definición absoluta porque responde a momentos de la historia, a situaciones coyunturales y culturales de cada país y región. Tampoco existen modelos absolutos. Así como son cuestionables las adjetivaciones que actores o sectores sociales hacen para interés o provecho propio. Por ejemplo, el evento conjunto entre la Secretaría de Relaciones Exteriores y la Nunciatura Apostólica que se llevó a cabo el martes 26 de abril bajo el tema "Laicidad positiva y la libertad religiosa". El acto fue encabezado por el canciller Marcelo Ebrard Casaubón y por el cardenal Pietro Parolin, secretario de Estado de la Santa Sede, y asistieron diversos miembros de la cúpula jerárquica mexicana. Ahí se cuestionó la laicidad actual, de corte liberal, y se pidió ensanchar sus horizontes en aras de una mayor constelación de libertades religiosas.

Como si la laicidad fuera una variable dependiente de las libertades. Algunos oradores la calificaron como "trasnochada". Los actores religiosos demandaron una "laicidad abierta, una laicidad positiva, una laicidad sana", como si existieran una laicidad cerrada, negativa e insana o enferma. En realidad, hay nostalgia por la antigua cristiandad que se teñía bajo las texturas teocráticas. Esos católicos en el evento siguen la pauta abierta por el papa Benedicto XVI el 9 de diciembre de 2006, ante la Unión de Juristas Católicos Italianos. Ahí el papa Ratzinger analizó el fenómeno de la secularización agresiva frente a valores cristianos. Cuestionó el uso de una versión hostil del laicismo y propuso redefinir como una "sana laicidad" aquella que reconoce las realidades terrenas que poseen una autonomía efectiva de la esfera eclesiástica, "pero no...

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