El último combate

AutorJuan Pablo Proal

Primera caída: ¿Qué diablos pasó?

Cuando Estela se enteró de que salió en las noticias lo que hizo con María de los Ángeles, la llamó y le dijo: "¡Vámonos. No podemos quedarnos aquí! Tú y yo somos una sola persona: tú me ayudas, yo te ayudo". Horas antes de que el escándalo se difundiera por televisión, el luchador independiente Pequeño Halloween mandó un mensaje al celular de Alberto Pérez Jiménez, La Parkita. Le recordó que debía enviarle por correo electrónico fotografías de sus acrobacias y llaves para una gira próxima a El Salvador. No obtuvo respuesta.

Mario Pérez Jiménez, Espectrito I, sabía que su hermano Alberto estaba a punto de firmar con Telcel un contrato publicitario; que organizaba funciones de caridad para niños con cáncer; que tenía contacto con el Teletón y que en unos meses saldría a la venta su tercer disco de música norteña. Pero, sobre todo, estaba consciente de algo que su familia daba como un hecho: sus hermanos, los gemelos Alberto y Alejandro, "estaban jurados" para no ingerir bebidas alcohólicas.

La Parkita se separó de Jessica a causa de su alcoholismo, pero quería recuperar su amor. Un día antes de morir le mandó un mensaje al celular: "Dios es más grande. Yo hoy creo en Él. Y yo te amo. Es la lucha más difícil de mi vida y lucharé hasta que Dios me diga si gané o perdí, pero no me voy vacío porque hay un trofeo más lindo que la vida me dio en ti".

Según algunos conocidos de La Parkita, el domingo 29 de junio de 2009 participó en una función auspiciada por el partido Convergencia en Naucalpan, Estado de México, donde ganó 500 pesos. La tarde de ese día visitó a su exsuegra y le dejó 300 pesos; se quedó con 200 y abordó un taxi para ir al hotel San Simón, en la colonia Obrera, donde se hospedaba con su hermano gemelo Alejandro, Espectrito II.

En los últimos meses los gemelos, de por sí inseparables desde la infancia, trabajaban, viajaban y dormían juntos. Ambos estaban separados de sus mujeres y querían recuperarlas. De ahí el juramento.

Varios de sus amigos se resisten a creer que consumieran drogas. Sin embargo, el Servicio Médico Forense reveló que encontró rastros de cocaína en la sangre de La Parkita y alcohol en tercer grado en Espectrito II.

Segunda caída: Rudas vs. técnicos

Los viernes y los sábados Estela González Calva, La Tía, se dirigía a la Plaza de Gari-baldi en busca de clientes. Ejercía la prostitución entre mariachis y borrachos. Sí, a pesar de sus 65 años. ¿Su horario de trabajo? De nueve de la noche a tres de la mañana.

En su declaración ministerial -consultada por Proceso-, describió su manera de trabajar: se sentaba en las jardineras de la plaza en espera de que un cliente se animara a pasar un rato con ella...

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