Colombia se polariza

AutorRafael Croda

BOGOTÁ.- Los preparativos para las elecciones presidenciales de 2014 conducen a Colombia a un escenario de polarización donde los bandos están representados por dos antiguos aliados: El presidente Juan Manuel Santos y su antecesor, Alvaro Uribe Vélez, quien se ha convertido en el principal opositor del gobierno y del proyecto reeleccionista del actual mandatario.

"El ambiente político es de mucha tensión, de ferocidad y exaltación de ánimos, y los sectores de oposición de derecha representados por el expresidente Uribe han recurrido a acciones que están muy cercanas a la arbitrariedad y a la ilegalidad", dice a Proceso Alvaro Villarraga, acádémico y presidente de la Fundación Cultura Democrática.

Para David Roll Vélez, director del Grupo de Investigación de Partidos Políticos de la Universidad Nacional (UN), la coyuntura colombiana está marcada por las negociaciones de paz entre el gobierno y las guerrilleras Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) en la capital cubana, "y por ese motivo la derecha, la izquierda y el centro están pensando en una redefinición de las estructuras políticas del país; esto es lo que veo en el fondo de este debate".

La lucha por el poder incluye lapidarias acusaciones que se lanzan Santos y Uribe, que de ser ciertas se ubicarían en la esfera de la justicia penal. El presidente sugirió en un discurso que los hijos de su antecesor, Tomás y Jerónimo, tienen negocios con el Estado. El exmandatario le respondió vía Twitter: "Pte Santos mis hijos no tienen negocios con el estado ni yo soy socio de proveedores de Mindefensa (Ministerio de De-fesa).Yusted?".

Los dardos del político que gobernó Colombia de 2002 a 2010 -y a quien se atribuye el éxito de una estrategia militar que redujo de 24 mil a 8 mil el número de efectivos de las FARC- son cotidianos y tienen una enorme resonancia en los medios de comunicación.

El pasado 28 de mayo acusó a Santos de ser aliado político "de los narcoterro-ristas de las FARC" y de permitir al grupo insurgente "impunidad, elegibilidad política y toma del poder en nombre del Cas-tro-madurismo".

Para Villarraga este tipo de embestidas "son actos de denigración pública que resultan calumniosos y que pueden ser constitutivos de delito".

Roll Vélez piensa que "aunque a algunos no nos guste su posición ideológica, Uribe es una persona que representa a una parte de los colombianos (tiene un nivel de aprobación de 54%) y por lo tanto tiene una gran responsabilidad en estos momentos...

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