Colombia hacia la paz

AutorOlga Pellicer

No es la primera vez que inician negociaciones dirigidas a poner fin al conflicto armado. Desafortunadamente, no han tenido éxito, y en ocasiones, más que solucionar, han profundizado las hostilidades. El fracaso de los diálogos de paz durante las presidencias de Samper, Pastrana y Uribe ilustran lo anterior.

Esta vez, el proceso de paz ha partido desde circunstancias y estrategias distintas. Lo primero a destacar es la presencia del ánimo negociador de ambas partes. La guerrilla, porque es consciente de que su lucha ha llegado a un callejón sin salida; el gobierno, porque considera que la paz no puede ser resultado de una rendición, sino de un acuerdo que responda a los reclamos históricos de diversos sectores de la sociedad.

El segundo elemento que contribuye a la expectativa de que haya éxito es el apoyo regional e internacional. A diferencia de otras épocas en que se buscó, infructuosamente, aglutinar a un grupo de países latinoamericanos para condenar a las FARC como grupo terrorista, actualmente se ha conquistado el respaldo de países latinoamericanos, pero no para condenar -como lo intentó Uribe-, sino para propiciar el diálogo. El caso más significativo ha sido Cuba, que ha albergado las negociaciones y presionado discretamente para que tengan continuidad; igualmente significativa es la presencia como observadores de Chile y Venezuela.

A nivel internacional, sobresale el papel de Noruega como promotora de las pláticas; se trata de un pequeño país que viene asumiendo grandes responsabilidades en la búsqueda de solución a conflictos, así como en la promoción de acuerdos internacionales de gran significado, como la convención para la prohibición del uso y fabricación de minas antipersonales.

El respaldo internacional ha tenido buenas expresiones en España, donde acaba de celebrarse un Foro sobre la Paz en Colombia auspiciado, entre otros, por el periódico El País, en el que han participado figuras políticas con responsabilidad en procesos de paz a lo largo del mundo. Finalmente, se considera una señal positiva la reciente designación por parte del presidente Obama, de Bernard Aronson, exsubsecretario de Estado adjunto para asuntos interamericanos, como enviado especial para participar en el proceso de paz colombiano. Detrás de todo ello se percibe una diplomacia tenaz y exitosa del presidente Santos.

Las negociaciones han llegado a resultados positivos en temas como la reforma agraria, las garantías para el ejercicio de la oposición...

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