Los cocaleros bolivianos y peruanos, construcción de sujetos y ausencia estatal

AutorFabiola Escárzaga
Páginas241-288
241
RESUMEN
En este trabajo enfocamos nuestro interés en el análisis com-
parativo de sujetos sociales semejantes surgidos en dos países:
los campesinos cocaleros de Bolivi a y Perú, quienes han al-
canzado, en distintos momentos, un papel protagónico entre
los movimientos sociales de sus países, y que para sobrevivir
echan mano de recursos estratégicos de lucha semejantes en
tanto sus identida des son cercanas, pero cuentan con expe-
riencias y acumulación política distintas para enfrentar la re-
presión de sus gobiernos, los que atraviesan crisis estatales de
distinto tipo.
En ambos países los campesinos cocaleros representan hoy
un actor social y políticamente emergente, que tiene su origen
en la crisis de la actividad agrícola tradicional de las sierras y
altiplanos iniciada en los años sesenta, debida a la falta de tierras
por el crecimiento de la población o por la insuficiencia de las
reformas agrarias aplicadas, esta realidad es la que estimula la
migración espontánea de los campesinos de las tierras altas para
escapar del hambre, estableciéndose en las laderas amazónicas
donde encuentran tierras disponibles para cultivar productos
comerciales como el café, arroz, plátano, piña, palmito, etcétera.
En el proceso descubren que la hoja de coca es el producto que
mejores precios y condiciones de sobrevivencia les ofrece por su
creciente demanda como materia prima para la producción de
Fabiola Escárzaga
Los cocaleros bolivianos y peruanos,
construcción de sujetos y ausencia
estatal
FABIOLA ESCÁRZAGA
242
cocaína, demanda paralela a la de la población quechua y aymara1
que la consume ancestralmente. Así, la producción de hoja de
coca se convierte en la base para el proceso de colonización
de nuevas tierras y de ampliación de la frontera agrícola, reali-
zado a costa de la inversión del trabajo campesino y sin apoyo
gubernamental y en una casi total ausencia estatal.
En su constitución como sujetos políticos los rasgos de la
crisis estatal de su país los marca de manera definitiva. En el caso
boliviano es la experiencia de la organización sindical campesina
desarrollada previamente lo que facilita su consolidación; en el
caso peruano es el contexto de la guerra interna en la que son en-
marcados, más allá de su voluntad, ya sea como participantes de
la insurgencia o en la contrainsurgencia, lo que obstruye y retra-
sa su crecimiento como sujeto autónomo. Lo que se manifiesta
en la más temprana emergencia cocalera en Bolivia (mediados
de los ochenta) y la más tardía en Perú (una década después).
Los campesinos cocaleros constituyen un caso sorprendente
de recampesinización, reindianización y recomunitarización en
1De acuerdo con el censo de 2001 en Bolivia, de una población total de poco más
de 8 millones de personas, el 30.7 por ciento se autoidentificó como quechua y el 25.2
por ciento como aymaras, otro 6.1 por ciento como perteneciente a 31 grupos étnicos
de tierras bajas orientales (Instituto Nacional de Estadística). Para los movimientos indí-
genas hasta un 80 por ciento de la población boliviana es indígena. En Perú, el censo de
2005 reporta una población total de poco más de 27 millones de personas, con un 16.6
por ciento de hablantes de quechua, 2.3 por ciento de aymara y 0.6 por ciento de lenguas
amazónicas. No obstante en lo que respecta a la composición étnica se considera que hay
35 por ciento de amerindios (9.5 millones), 42 por ciento de mestizos (11 millones), 15
por ciento de blancos (4 millones), 5 por ciento de negros (1.3 millones) y 3 por ciento
de asiáticos (800,000): http://es.wikipedia.org/wiki/Per%C3%BA La metodología del censo
ha sido cuestionada y el actual gobierno de Alan García Pérez considera la posibilidad de
realizar uno nuevo en 2007. Para el Banco Mundial entre un 25 por ciento y un 48 por
ciento de los hogares peruanos pueden ser considerados indígenas. El límite inferior co-
rresponde a los hogares en los cuales el jefe de hogar y/o su pareja utilizan una lengua in-
dígena (quechua, aymara o una lengua de la zona del Amazonas) de manera más frecuente
que castellano. El límite superior corresponde a todos los hogares peruanos en los que el
jefe de hogar y/o su esposa tienen padres o abuelos que hayan tenido una lengua materna
indígena. Por los datos señalados es evidente cómo las políticas censales y su metodología
están influidos de manera muy importante por la fortaleza o debilidad de los movimientos
indígenas, Bolivia responde a la primera circunstancia y Perú a la segunda.
LOS COCALEROS BOLIVIANOS Y PERUANOS
243
respuesta casi autónoma a las adversas condiciones que los go-
biernos andinos y las instituciones económicas internacionales
imponen a través del neoliberalimo a los sectores populares.
LA CRISIS DE LOS ESTADOS
A diferencia de lo que podemos observar en México, en Perú y
en Bolivia la crisis del Estado no es un proceso cíclico sino un
estado permanente. En estos países han habido largos periodos
de dictaduras y periodos de democracias ingobernables y en am-
bos casos la renuncia reiterada al ejercicio de la soberanía nacio-
nal. Los estados son precarios en cuanto a su capacidad material
para abarcar al conjunto de la sociedad y desarrollar procesos de
legitimación de su poder, en su lugar las organizaciones no gu-
bernamentales (ONG) financiadas externamente asumen tareas
de gestión de demandas y de control social entre los sectores
populares urbanos y rurales, pero sus alcances son limitados. Las
crisis son motivadas sobre todo por el avance de los movimien-
tos sociales que cuestionan frontalmente esos estados precarios,
dirigidos por élites social y culturalmente ajenas a los pueblos
que gobiernan.
Hay una notoria incapacidad por parte de los gobiernos de
los países andinos para asumir los intereses populares y defen-
derlos frente a los intereses externos, sobre todo frente a los nor-
teamericanos, y el fenómeno se ha agudizado en la actual etapa
neoliberal. Los movimientos de los campesinos cocaleros que se
desarrollan en ambos países ponen en evidencia y se confron-
tan con esa vocación servil de los gobiernos de sus países, que
asumen la perspectiva norteamericana en el tema del combate al
narcotráfico y no la defensa de los intereses de los campesinos
productores de hoja de coca, renunciando a la soberanía.
En Bolivia la crisis actual es la del Estado neoliberal, cons-
truido a partir de 1985 sobre las cenizas del precario Estado de

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR