Civilización y memes

AutorFabrizio Mejía Madrid

En 1990, tras estudiar la "memización" del lenguaje, el profesor de Yale, Mike Godwin, enuncia una ley: cuando un debate se alarga sin argumentos nuevos está cada vez más próximo a que alguno de los participantes recurra a una comparación con Hitler. La llamada Ley de Godwin describe nuestro lenguaje público que no sólo abusa de la analogía fácil, sino que banaliza el sentido histórico que alguna vez le dio peso a las palabras. Comparar a Auschwitz con el aborto, o a un Partido de Estado basado en la raza con cualquier situación que queremos que los demás perciban como "autoritaria" es vaciar al lenguaje de su contenido histórico y, por supuesto, moral.

A 73 años de publicada, La lengua del Tercer Reich, del profesor de literatura francesa de los siglos XVII y XVIII Victor Klemperer, sigue conteniendo las claves de cómo el odio y la humillación generan un idioma distinto en el que parece no existir un referente real, ya no digamos una ética compartida. Desde 1933, cuando el nazismo asciende al poder mediante un golpe de Estado -hay que recordarlo, porque una de las analogías fáciles es mentir sobre "la elección de Hitler"-, Klemperer, de origen judío, irá apuntando los nuevos usos de palabras, modismos, eufemismos, mientras su vida en Dresden se va diluyendo con las nuevas reglas en contra de los judíos. El primer elemento que apunta es el cambio del sentido de la palabra "heroísmo", que deja de significar valentía ante la adversidad, para ser sólo un asunto de fuerza física y uniformes militares. Estar dispuesto a cometer atrocidades se empieza a llamar "ser combativo". Con toda razón, Klemperer advierte que los verdaderos heroísmos del nazismo se dieron entre sus víctimas, en los campos de concentración, en los ghettos, en el negarse de las mujeres "arias" a dejar al esposo judío (como sucedió con su propia pareja, Eva, a quien dedica el libro), pero las palabras que se usaban para describirlos eran ani-malizaciones: cucarachas, parásitos, perras. El cambio del sentido compartido de ciertas palabras es el lenguaje del Tercer Reich: "Son escasas las palabras creadas por él, no obstante altera su valor y frecuencia". Una de ellas, es "fanatismo", que acaba por definirse como una obligación patriótica de combatir por "la expulsión del arrepentimiento, la conciencia y la moral, venenos de 2 mil años de cristianismo, en nuestra sangre". El filólogo atestigua las semejanzas entre este hom-bre-músculo-sin-conciencia, el corredor de carreras de...

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