Cinebalance

AutorJavier Betancourt

Un par de ejemplos: El poder del perro de Jane Campion y la mexicana Noche de fuego de Tatiana Huezo, en camino a los Oscar, de culturas muy distantes pero que atacan de frente el problema del machismo y el abuso.

Claro, desde el punto de vista del cinefilo o cinéfila que se resiste a la seducción de navegar cómodamente entre series para televisión y películas notables sin salir de casa, existe el riesgo de que la gente acuda cada vez menos a salas, comerciales o de arte (hay que recuperar el término) como la Cineteca.

La realidad es que negocios e instituciones como éstas se han adaptado bien a los requisitos actuales de seguridad, la asistencia en el circuito de la Cineteca aumenta, la salas comerciales se llenan, las palomitas se venden; la vida sigue.

Con el tiempo se verá que si bien la pandemia habría influido o precipitado cambios en la producción y distribución cinematográfica o en maneras de ver cine, la transformación es más profunda y viene de más lejos.

La aparición de un nuevo medio de comunicación no implica necesariamente la desaparición de otro; pese a Marshall McLuhan, el ahora llamado profeta del internet, el libro sigue.

Si se mira con la perspectiva adecuada, en el cine ha permeado el flujo de pantallas, y no lo contrario; pantallas de casa, de lugares públicos, computadoras, aparatos celulares y tabletas, todo éstos son nuevos espacios que permiten ver películas, en cualquier momento.

El fenómeno es de apertura, no de extinción. Es la...

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