Caso Hernández Alcocer. Un operador siniestro en los corredores de la justicia

AutorDiana Lastiri

Durante más de 20 años Jesús Hernández Alcocer operó litigios y negocios ganándose fama de ser un abogado que, por las buenas o por las malas, conseguía lo que quería. La presencia de Hernández Alcocer en cualquier lugar era notoria debido a su vestimenta: tirantes, corbata y pañuelo coordinados. Así se le conoció en las altas esferas del poder en las que se codeó con jueces, magistrados, ministros, políticos, jerarcas de la Iglesia católica y empresarios.

Sus atuendos, según quienes lo conocieron, incluían una pistola de oro incrustada con brillantes. Su gusto por las mujeres jóvenes y hermosas tampoco pasaba inadvertido.

El restaurante Suntory de la colonia Del Valle, en el sur de la ciudad de México, fue el lugar que le sirvió como oficina para realizar "tratos" en los que, de entrada, ponía el arma sobre la mesa para advertir que su misión era solucionar a toda costa un conñicto.

Aunque es conocido por estar vinculado con diversos asuntos que se ventilan en juzgados de la Ciudad de México, donde ejerció su influencia, su nombre no aparece en los registros judiciales.

Fraude procesal

De acuerdo con el Registro Nacional de Profesionistas, Hernández Alcocer tiene dos cédulas profesionales. Una, expedida en 1974 con el número 0304950, lo acredita como licenciado en ciencias políticas egresado de la UNAM. La otra fue emitida apenas en 2017, con el número 10700616, que lo acredita como licenciado en derecho egresado de la Universidad del Distrito Federal.

Donde sí aparece su nombre es en el oficio número SIEDF/0374/2012 emitido por la Subprocuraduría de Investigación Especializada en Delitos Federales de la extinta Procuraduría General de la República de fecha 18 de abril de 2012.

El documento se refiere al caso por el que Hernández Alcocer era conocido antes de su detención: el fraude millonario por el que el ahora fallecido obispo Onési-mo Cepeda fue denunciado.

Hernández Alcocer aparece como probable responsable junto con el obispo y personalidades como el entonces ministro Sergio Armando Valls Hernández, también ya fallecido, los magistrados federales Manuel Baraibar Constantino y José Pablo Villalba; el magistrado electoral José Alejandro Luna Ramos; el abogado especializado en propiedad intelectual, Alejandro Luna Fandiño, y el empresario Jaime Matute Labrador.

Todos fueron denunciados por Arthi-nia Internacional, S.A., por fraude procesal de 130 millones de dólares que supuestamente intentó cobrar Onésimo Cepeda mediante un pagaré, por la misma cantidad, firmado el 28 de abril de 2003 por Olga Azcárraga, expresidenta del Consejo Directivo de la empresa.

En la denuncia, la empresa indicó que Azcárraga nunca recibió el dinero y que en realidad Cepeda, quien era confesor de la mujer, y su asesor Jaime Matute le pidieron firmar un papel en blanco que posteriormente hicieron pasar por el pagaré con el que pretendían quedarse con los activos de Arthinia que constaban de 24 pinturas, entre las que se encontraban obras de Rufino Tamayo, Modigliani, Diego Rivera, José Clemente Orozco, Pablo Picasso, Frida Kha-lo, Leonora Carrington, Francisco Goitia, Oskar Kokosha, Marc Chagall y Goya.

Hernández Alcocer fue señalado como uno de los abogados que operaba a favor de Onésimo Cepeda, quien falleció en enero pasado.

"En compañía del abogado Alejandro Luna Fandiño, se apersonó otro sujeto conocido como 'abogado' -sin serlo- de nombre Jesús Hernández Alcocer, quien dentro del litigio utiliza a diversos abogados; sin embargo, acude a los litigios, pero es conocido por tener una gran 'audacia' para lograr sus ilegales cometidos, tan es así que presumiblemente cuenta con diversas...

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