"En casa del herrero, azadón de palo". Despidos masivos e ilegales en la junta local de conciliación y arbitraje

AutorSara Pantoja

En la Junta Local de Conciliación y Arbitraje (JLCA) de la Ciudad de México, el máximo tribunal capitalino donde se resuelven conflictos laborales, se vive una gran paradoja: alrededor de 50 trabajadores, algunos con hasta 35 años de servicio en la institución, han sido cesados sin justificación legal y, peor aún, sin que les respeten los derechos laborales que por ley les corresponden.

"En casa del herrero, azadón de palo", resumen algunos afectados.

Los despidos masivos han sido ordenados por el presidente de la junta, Eleazar Rubio Aldarán, exdiputado federal y local de Morena, quien tiene apenas ocho meses en el cargo -llegó el 24 de enero pasado-, designado por el presidente Andrés Manuel López Obrador, a propuesta de la jefa de gobierno, Claudia Sheinbaum. Paradójicamente, cuatro meses atrás fue procurador de la Defensa del Trabajo local, también a invitación de la mandata-ria capitalina.

La medida se da en medio del proceso del cumplimiento de la reforma laboral promovida por la Secretaría del Trabajo federal en 2019, que contempla la extinción de las juntas locales para dar paso a nuevos tribunales en la materia. Sin embargo, implica que los alrededor de 135 mil expedientes pendientes por resolver se queden más rezagados y en perjuicio de los miles de trabajadores que demandaron a sus patrones desde hace años y que están en espera de tener justicia laboral.

Y es que muchos de los trabajadores despedidos son secretarios de acuerdo, auxiliares de audiencias y de trámites, auxiliares dictaminadores, actuarios y conciliadores, justo quienes tienen años de experiencia en la materia y la responsabilidad de ayudar a resolver los juicios laborales.

"Kafkiano", cesar a conciliadores

Una funcionaria conciliadora cesada, quien pide el anonimato por temor a represalias, comenta que llevaba entre 15 y 20 años de servicio en la JLCA-CDMX y es jefa de familia, como muchos de sus compañeros afectados. Su función, en resumen, era intervenir entre el trabajador que demanda y el patrón que despide, para resolver el conflicto con un "arreglo armónico", y así evitar más juicios. "Mi labor era ayudar en economía de tiempos y de dinero, tanto para la junta, como para las partes involucradas", cuenta.

En entrevista, destaca que la reforma a la Ley Federal del Trabajo "le apuesta a la conciliación. ¡Por eso es absurdo, es kafkiano, es incongruente que a los primeros que se despide sea a los conciliadores!". Y no es lo peor, pues afirma que ni ella ni los otros afectados han dado...

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