Jorge Carrión: Contrarrevolución educativa y represión

AutorRaquel Tibol

Faltan pocas semanas para que diversas voces, algunas pintas, ciertos artículos vuelvan a repetir "2 de octubre no se olvida", como se ha exclamado cada año de los casi 43 que han pasado desde que en la plaza de las Tres Cultural fueron asesinados por el batallón Olimpia, agentes policiacos y miembros del Ejército, más de cuatrocientos jóvenes, viejos y niños reunidos junto a varios miles de estudiantes que se manifestarían, tras un mitin explicativo, desde, Tlatelolco hasta el Casco de Santo Tomás del Instituto Politécnico Nacional.

En 2008 se publicó una antología de textos de Jorge Carrión (1913-2005), auspiciada por el Instituto de Investigaciones Económicas de las Universidad Nacional y la Dirección General de Cultura de la Delegación Tlalpan, compilada por Josefina Morales, Marta Quesada y Óscar Alzaga, bajo el título de La educación y el movimiento del 68. Como los escritos fueron elaborados entre 1955 y 1983, permiten constatar que las represiones a los estudiantes, en distintas partes del país, abarcan los últimos sesenta años del siglo XX.

Carrión recoge el dilema planteado por Narciso Bassols:

Hay dos posibilidades concretas: dar el dinero para el sostenimiento de los que ya tienen dinero, o invertir en recursos en el sostenimiento de los que no lo tienen.

El actual gobierno de la República se decidió por la primera posibilidad, como también ha asumido la de la instrucción técnica como solución para los desposeídos.

"¿Cómo esperar -interrogaba Carrión en 1962- que si un niño o un joven desertan de la escuela por apremio de hambre o desnudez acuda, como por arte de magia, a recibir instrucción técnica? ¿Existe acaso un estudio racional del mercado de trabajo que permita asegurar a los nuevos capacitados un empleo inmediato y bien remunerado de su fuerza de trabajo?

Salvo la etapa en que Narciso Bassols -desde la Secretaría de Educación- y el presidente Cárdenas intentan democratizar la enseñanza, revivificar las raíces populares y volver a las fuentes antiimperialistas, democráticas y sanamente nacionalistas, la contrarrevolución educativa cunde rápidamente.

Carrión evoca la primera represión militar:

El año de 1956 el presidente de la República, Adolfo Ruiz Cortines, ordena que el Ejército Mexicano ocupe el Instituto Politécnico Nacional, desaloje a los estudiantes del internado de ese plantel, y poco después reforma de modo sustan-cialmente conservador la ley orgánica que regía a aquella institución. Culmina así un proceso contrarrevolucionario enderezado contra la educación popular y reflejo fiel del que en los órdenes económicos, social y político había impuesto el gobierno de Manuel Ávila...

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