Carta al cardenal Norberto Rivera sobre las reformas propuestas

Señor director:

Le agradeceré publicar la siguiente carta, dirigida al cardenal Norberto Rivera.

Señor cardenal: estamos de acuerdo. A partir de las recientes propuestas de modificación al artículo 24 constitucional me he preguntado: ¿quién pierde y quién gana con ellas? No creo que estos intentos pretendan derrumbar el carácter laico del Estado mexicano, ni rescatar antiguos privilegios de la Iglesia católica. ¿Pero qué pasaría si en la redefinición de la laicidad mexicana estas reformas fueran más allá y lucháramos juntos por hacer tangibles no únicamente el derecho a la libertad de conciencia, sino también el resto de los preceptos humanitarios?

Comparto con usted la idea de que lo público se convierta en sagrado, dado que por reciprocidad lo sagrado se convertirá en público. Imagínese, señor Rivera, que ahora que ustedes podrán llevar su fe a las calles, nosotros podremos llevar nuestra razón crítica a sus templos. Eso es una muestra de civilidad de la nueva Iglesia que ustedes promueven. Si esos espacios antes sagrados han perdido su razón de ser como "casa de Dios" y las religiones se han vuelto callejeras, deberemos pugnar por que todos los templos se conviertan en bienes públicos, transformándolos en museos, bibliotecas, teatros o salas de conferencias. ¿Le gusta la idea, señor Rivera?

Total, ya perdida la razón de ser de los templos, podemos utilizarlos como sitios de performance, salas de exposiciones o espacios para presentar obras de teatro como Gang Bang, que aborda la crisis católica de valores. Eso sí, cobrando la entrada como si fuera misa para político (usted sabe a qué me refiero). ¿Le parece que con los fondos recaudados compremos ejemplares de la Constitución mexicana, de los Evangelios apócrifos o tratados filosóficos como los de Baruch Espinosa y los distribuyamos gratuitamente en la entrada de los templos para apuntalar ese llamado que con justicia hacen ustedes a la libertad de conciencia?

Quizás hasta se podrían sustituir las lastimosas imágenes religiosas de sus templos por otras obras artísticas diversas. Si le parece, señor Rivera, los nichos que ocupan esculturas de santos y vírgenes y crucificados podremos usarlos para otras de Afrodita, Pan y Eros o la prehispánica Tonantzin.

¿Le puedo sugerir otra cosa? Los cánones señalan que quien exige derechos está obligado a otorgarlos. Con esta modernización o redefinición de la laicidad que ustedes impulsan, coincidirá conmigo en que los derechos reproductivos...

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