Una captura fortuita

AutorVerónica Espinosa

SAN MIGUEL DE ALLENDE, GTO.- Aquí los conocían como Ramón Alberto Guerra Valencia y Patricia Marcela Fernández García. Decían ser mexicanos. Él se dedicaba a los bienes raíces, y ella, a la meditación y la sanación. Pero el pasado, ese en el que fueron marcados como terroristas por el régimen de Augusto Pi-nochet, los alcanzó.

Ella en realidad es Marcela Mardones Rojas. Él, Raúl Escobar Poblete. Chilenos ambos, acusados por el régimen pinoche-tista de planear y ejecutar un atentado el 1 de abril de 1991 en el Campus Oriente de la Universidad Católica, donde murió el senador Javier Guzmán, líder de la Unión Demócrata Independiente y uno de los hombres más cercanos al dictador sudamericano.

Desde entonces, convertidos en Patricia y Ramón, se refugiaron en San Miguel de Allende.

El hombre fue detenido el pasado 30 de mayo por agentes de la Procuraduría General de Justicia (PGJ) de Guanajua-to, acusado de participar en marzo en el secuestro de una extranjera residente en esta ciudad.

Marcela fue detenida el pasado viernes 9, cuando ya había abandonado San Miguel de Allende, donde era conocida y muy estimada como una mujer dedicada a la sanación y a la meditación, según consigna el portal News San Miguel.

En entrevista telefónica, el abogado de Ramón, José Luis Vargas Ramírez, sostiene que el chileno se encontraba en el lugar y el momento equivocados y que su detención es un montaje: "Es un chivo expiatorio para lucimiento de la procuraduría; que lo hayan detenido y resultara ser quien es, fue algo absolutamente casual", afirma el abogado.

La mañana del pasado 27 de marzo, Nancy N, estadunidense de origen francés y residente de esta ciudad desde hace unos ocho años, desayunó en un local de comida orgánica en la colonia Guadalupe; al salir de ahí fue subida violentamente a un vehículo.

Ese día las redes sociales difundieron inicialmente la desaparición o secuestro de una niña -en las cercanías hay una escuela- y en el transcurrir de las horas se supo que en realidad se trataba de una mujer de 65 años.

Un taxista nervioso

El abogado de Ramón explica que la mañana del 30 de mayo un taxista recibió la encomienda de entregar un paquete en un restaurante de la ciudad. Cuando circulaba por el libramiento a Dolores le pareció ver que una camioneta blanca lo seguía, se puso nervioso y llamó a la Policía Municipal.

Quien conducía la camioneta blanca era Ramón, quien fue alcanzado bajo el puente Bicentenario. "Él iba a su casa después de haber dejado a...

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