Camus: Argelia, Nueva España y Sudáfrica

Abad y Queipo en Morelia

Todas las colonias se parecen pero cada una es desdichada a su manera, podríamos decir en una cita desvirtuada de Tols-toi. Así, hay ciertos puntos de contacto entre Manuel Abad y Queipo (1751-1825) y Albert Camus (1913-1960). Si Camus nació muy pobre y quedó huérfano de padre, Abad y Queipo era un sacerdote distinguido, parte del orden dominante. Tuvo sin embargo una visión muy lúcida de la Nueva España, según Humboldt el país más desigual del mundo.

Poseía un ángulo particular de visión porque llegó al mundo en Asturias, hijo natural del aristócrata José Abad y Queipo. Entre las grandes injusticias sociales figura la de inculpar toda su vida a quien no tuvo responsabilidad alguna en su nacimiento. "Bastardo" se convirtió en una mala palabra que condena a quien se supone es por naturaleza perverso y ruin y sólo puede hacer trapacerías y canalladas. Esta condición de bastardo frenó sus avances en la jerarquía eclesiástica y lo inmovilizó de 1784 a 1815 en Valladolid, la actual Morelia. Sus Representaciones de 1799-1805 y 1807 tienen por objeto la preservación del orden económico y la defensa del pa-pel de la Iglesia en el sistema colonial. Pero Abad y Queipo no puede dejar de identificarse con las víctimas.

El furor de la venganza

En cuanto estalla la rebelión de su gran amigo Miguel Hidalgo y ocurre la matanza de españoles en Guanajuato, Abad y Queipo, obispo electo pero no confirmado de Michoacán, excomulga a Hidalgo y lanza contra los insurgentes el cargo de considerar a los indios señores naturales de las tierras, despojados inicuamente de todo. "Y constituidos en estado de indigencia y prevención odiosa contra las castas y los españoles (en cuyas circunstancias la idea del agravio y verdadero presuntivo, inflama en el corazón de los hombres el furor de la venganza.) ¿Con qué ojos verán los indios a los usurpadores de sus bienes? ¿Con qué ímpetu, con qué violencia iracunda y obstinada acometerán a sus opresores talando e incendiando sus haciendas y sus casas?"

Odiado por los insurgentes y sospechoso ante los españoles, Abad y Quei-po volvió a España y fue, por muy breve tiempo, ministro de Gracia y Justicia de Fernando VII. No tardó en caer y en ir a la cárcel procesado por la Inquisición. Participó en el levantamiento del coronel Riego y al restaurarse el abso-lutismo volvió a prisión en 1824 y mu-rió en la miseria en 1825. Su desgracia preludia a la de muchos otros letrados a quienes, a partir del proceso...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR