La Calle Diario de un Espectador/ Día del músico

Santa Cecilia es la patrona de los músicos y hoy, por lo tanto, es el día de una y otros. No se sabe bien a bien -no lo sabemos nosotros- por qué fue escogida esa mártir romana del siglo III para proteger a los filarmónicos, pero el lazo entre unos y otra es firme e indisoluble.

Bonifacio Byrne, un poeta cubano autor de poemas patrióticos, según lo presenta el Larousse, compuso un poema en que comprueba el patrocinio de Santa Cecilia a los músicos. Lo aprendimos de memoria hace ya luengos años y así lo recogemos aquí, perdonando por lo tanto los deslices que puedan ser percibidos por quienes conozcan el texto:

"Al pie de la imagen de Santa Cecilia/ un triste bohemio comenzó a tocar/ diciendo en voz baja: no tengo familia,/ ni patria, ni rumbo, ni hogar./

Vengo en busca tuya lloroso y hambriento/ para que te apiades de mi situación./ Con que tu lo ordenes en tu pensamiento/ me abrirán las puertas en cualquier mesón./ La música aquella seduce y encanta./ De pronto, un objeto cayó: el violín:/ Era que la virgen, moviendo su planta/ al mísero artista le dio un escarpín./ Llorando de gozo se alejó enseguida./ Uno, al ver la joya, le llamó ladrón./ Y le condenaron a que con la vida/ pagara su infáme,sacrílega acción./ Por más que gritaba que él era inocente/ ¡no pudo, no pudo convencer al juez/ y ante su desdicha aullaba la gente:/ ¡Si se te calumnia, prueba tu honradez!/ Cuando de su llanto vio la ineficacia/ y se preparaban su vida a inmolar,/ pidió le dejaran, como última gracia,/ al pie de la imagen volver a tocar./ Tocó como nunca, con la frente erguida,/ mirando a la santa con mística unción,/ diciendo en voz baja: defiende mi vida/ probando a tus fieles que no soy ladrón./ ¡Cayó de rodillas la turba siniestra/ cuando el sentenciado besó su violín/ al ver que la virgen dejaba en su diestra/ con sus propias manos el otro escarpín".

Esta última palabra, escarpín, no figura en el español hablado en México.

Obviamente se trata de una zapatilla que, en este relato del milagro de la santa, pasa a manos del...

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