La cacería

AutorHomero Campa

La operación para matar a Osama bin Laden comenzó mal: el helicóptero número 1 –un Black Hawk MH-60– entró en un flujo descendente causado por su propia hélice (situación aerodinámica conocida como settling with power ) y el piloto, en lugar de mantenerse sobre el complejo habitacional donde estaba Bin Laden y soltar las cuerdas por las que bajarían los 12 miembros de las Fuerzas Especiales de la Marina (los seals ), aterrizó sobre un corral en la parte occidental del terreno. En el intento, el aparato chocó con un muro. Vacas, gallinas y conejos salieron corriendo.

El piloto del segundo helicóptero –otro Black Hawk con 11 seals a bordo– observaba desde el aire las maniobras. Ignoraba si el otro aparato tenía fallas mecánicas o si sus tripulantes estaban recibiendo disparos. Así que también dejó de lado el plan de sobrevolar el techo del edificio principal del complejo y aterrizó en un campo al otro lado de la calle.

Los helicópteros y los comandos seals quedaron en extremos opuestos, fuera de la parte residencial del complejo. “Llevaban un minuto sobre el objetivo y la misión ya se había desviado del plan original”.

El periodista estadunidense Nicholas Schmidle reconstruye a detalle la operación militar –que el derecho internacional tipifica como una “ejecución extrajudicial”– culminó con el asesinato de Osama bin Laden, líder de la organización Al Qaeda y autor intelectual de los ataques del 11 de septiembre de 2001 a Estados Unidos. Lo hace en un largo texto que la revista New Yorker publicó el pasado 8 de agosto.

Schmidle –quien durante años ha cubierto información de Afganistán y Paquistán– cuenta que en agosto de 2010 el director de la CIA, Leon Panetta informó al presidente Barack Obama que los analistas de la agencia creían haber identificado al correo de Bin Laden. Se trataba de Abu Ahmed al Kuwaití, quien conducía un jeep blanco con la imagen de un rinoceronte en la cubierta de la llanta de repuesto.

La CIA le siguió la pista. Un satélite captó la imagen del vehículo cuando entraba a un conjunto habitacional en Abbottabad, pequeña ciudad paquistaní a 190 kilómetros de la frontera con Afganistán y sede de una prestigiosa academia militar.

Schmidle señala que, a partir de ese momento, agentes de la CIA empezaron a vigilar ese conjunto de viviendas, formado por un edificio principal de tres pisos, una casa de invitados y varios inmuebles auxiliares. Observaron que quienes lo habitaban quemaban su basura en vez de sacarla y que el complejo no tenía teléfono ni internet. Kuwaití y su hermano entraban y salían de ahí, pero un hombre que vivía en el tercer piso nunca lo abandonaba. Los analistas de la CIA “aventuraron”: podía ser Bin Laden.

A finales de 2010, Obama ordenó a Panetta que explorara las opciones de una acción militar. Panetta solicitó el apoyo del vicealmirante Bill McRaven, jefe del Mando Conjunto de Operaciones Especiales de la Marina (JSOC, por sus siglas en inglés). Éste a su vez le pidió a uno de sus oficiales –llamado Brian– que presentara un plan. Brian se instaló en una oficina de la CIA en Langley, Virginia, y durante el mes siguiente llenó las paredes de mapas e imágenes de satélite.

Schmidle explica: “La misión para matar a Bin Laden fue preparada en un cuartel general de la CIA y autorizada en virtud de los estatutos legales de esta agencia, pero sería...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR