Buitres sobre la diócesis

AutorIsaín Mandujano, Rodrigo Vera

San Cristóbal de las Casas, CHIS.- El deceso del obispo Samuel Ruiz García plantea un futuro incierto para la diócesis local, pues mientras el actual obispo, Felipe Arizmendi Esquivel, promueve un proyecto para dividirla territorialmente –lo que entraña el riesgo de acabar con la línea pastoral de la opción preferencial por los pobres–, varios sacerdotes, comunidades indígenas y organizaciones civiles suman esfuerzos para evitar la división y mantener el legado de don Samuel.

Joel Padrón, párroco de San Andrés Larráinzar, asegura categórico:

“Desde hace un año la salud de don Samuel se venía deteriorando cada vez más. Se aprovechó ese momento para lanzar la propuesta de dividir la diócesis, porque se pensó que así era más viable echarla a andar”.

–¿Hubo entonces un cálculo que tomó en cuenta la enfermedad del obispo?

–Eso es evidente. Resulta claro. Se aprovechó el contexto de su enfermedad. Ahora don Samuel acaba de morir. Sin él, será difícil mantener el proceso eclesial que nos dejó. Sin embargo, su muerte va a estimularnos para acrecentar nuestro compromiso de seguir el camino que nos marcó. Estará más presente entre nosotros a pesar de su ausencia física.

Asegura que a lo largo de los 40 años en que se desempeñó como obispo de la diócesis –de 1960 a 2000–, don Samuel “sembró una semilla” que no podrá desterrarse fácilmente.

Abunda:

“Nuestra Iglesia está fortalecida desde la raíz, que es el pueblo, y éste marcará el rumbo a seguir; no podrá hacerlo don Felipe Arizmendi de manera unilateral”.

–¿La muerte de don Samuel acelerará el proyecto de división de la diócesis?

–Algunos lo intentarán, surgirán más propuestas y se emprenderán otras búsquedas. Pero ojalá y se llegue a entender que la división no es el camino adecuado y que no cabe en esta diócesis.

Felipe Toussaint, fundador de la Comisión de Reconciliación Comunitaria (Coreco) y quien fuera sacerdote en la diócesis, agrega por su parte:

“Don Samuel fue el último obispo mexicano que estuvo presente en el Concilio Vaticano II y participó en sus sesiones. Perteneció a una destacada generación de jerarcas latinoamericanos que prácticamente ya se acabó y que aplicó las enseñanzas del concilio, como Helder Cámara, Óscar Arnulfo Romero o Pedro Casaldáliga. Algún teólogo afirmó que esas generaciones sólo se dan en la Iglesia cada quinientos años… no lo sé.

“Lo cierto es que ahora hay una generación de jerarcas más preocupada por fortalecer a la institución eclesial que por apoyar al pueblo pobre. En esa línea va la propuesta de dividir a la diócesis de San Cristóbal. Es ese el estilo de don Felipe Arizmendi, quien piensa que fortaleciendo la estructura se mejorarán las cosas.

“Pero finalmente se puede golpear al proceso popular de nuestra diócesis sin recurrir a su división territorial. Hay otros mecanismos para hacerlo. La división no lo es todo. ¿Se mantendrá la línea pastoral o se desmantelará? Nadie lo sabe. Con la muerte de don Samuel el futuro se tornó muy incierto.

“Don Samuel –puntualiza Toussaint– nunca se consideró...

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