Brisas de cambio

AutorAdrián Foncillas

BEIJING.- Kim Jong Nam presidiría hoy Corea del Norte si no lo hubieran detenido en 2001 en un aeropuerto japonés con un pasaporte falso cuando pretendía viajar a Disneylandia. No se sabe si a su padre, Kim Jong Il, le irritó más el conflicto diplomático que ocasionó o la devoción de su vástago preferido por la cultura de su ar-chienemigo: Estados Unidos.

Once años después Kim Jong Nam deambula por los casinos de Macao. Su padre murió y su hermano menor, Kim Jong Un, gobierna un país donde Mickey Mouse y Pluto son las estrellas de una gala televisiva.

Sopla una brisa de cambio en Corea del Norte. Al país asiático se le detuvo el reloj en 1953, con el final de una guerra que dividió a un pueblo en el paralelo 38. Kim Il Sung y Kim Jong Il mantuvieron hermético al país, se embarcaron en una carrera armamentista demencial y condenaron a los norcoreanos a la represión, la pobreza y el hambre.

La llegada al poder de Kim Jong Un -tercer eslabón de la única presidencia comunista hereditaria del mundo-, tras la muerte de su padre en diciembre pasado, ha traído esperanzas de que Norcorea abandone su condición de paria global.

Jong Un ha emitido señales contradictorias. Por un lado ensalza públicamente la política militar y nuclear heredada de su padre y perpetúa la costumbre familiar de arruinar los intentos de distensión de Washington con algún desplante militar. El hecho más reciente: Corea del Norte lanzó en abril pasado un misil de largo alcance que puso fin a la llegada de alimentos desde Estados Unidos.

Pero también incluyó en su gobierno a economistas para sacar al país de la ruina y permitió la existencia de negocios privados, los mismos que fueron perseguidos durante años. Y lo más sorprendente: admitió en público que el lanzamiento del misil, que apenas aguantó en el aire unos segundos, había fracasado.

"Reforma o colapso"

El gremio de estudiosos de Corea del Norte se enfrasca estas semanas en intensos debates sobre el alcance y la velocidad de los cambios. La información sobre el país asiático proviene de los servicios de inteligencia surcoreano y estadunidense -que se apoyan en fuentes anónimas- o de estudiosos con contactos en el interior, así que su contrastación es difícil. Corea del Norte, como reconoció la CIA tras años de fracasos, es impenetrable.

Occidente lleva décadas pronosticando el inminente colapso del régimen. Andrei Lankov es quizás el más prestigioso "nor-coreanólogo": estudió en Pyongyang (la capital del país) y ahora...

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