Brincando con un pie

AutorDenise Dresser

Porque las 540 cuartillas elaboradas por la Cofeco describen una historia que cualquier consumidor conoce, cualquier ciudadano padece, cualquier mexicano ha sido obligado a tolerar. Telcel imponiendo precios anticompetitivos; Telcel aumentando los costos de sus competidores; Telcel entorpeciendo la competencia; Telcel incurriendo en prácticas monopólicas reiteradas; Telcel obteniendo tasas de ganancia inusitadas por ello. Y las verdaderas víctimas de todo ello: los 91 millones de usuarios de telefonía celular en el país obligados a pagar costos excesivos. Obligados a transferir a las arcas de Telcel y a los bolsillos del Sr. Slim 6 mil millones de dólares de más, si las tarifas de interconexión no fueran entre las más altas de la OCDE. Obligados a crear la fortuna más grande del mundo mientras no comparten sus beneficios.

Y ahora que después de tanto tiempo una autoridad decide actuar, lo sorprendente ha sido la descalificación. El cues-tionamiento. El sospechosismo de quienes deberían brincar de felicidad, pero optan por arrastrar pies de plomo. “Al número de la multa llegaron por aventón”, dicen los que no conocen los artículos de la ley de competencia que permiten vincular la sanción al 10% de las acciones o al 10% de las ventas de la empresa. “La multa es excesiva”, alegan los que no han visto los comparativos internacionales, ni los montos superiores que se han cobrado a otras empresas en otras latitudes, por conductas similares. “Es una decision política de congraciamiento o subordinación a Televisa”, argumentan quienes ignoran que la Comisión Federal de Competencia lleva un buen tiempo insistiendo en la licitación de una tercera cadena de television abierta, y la participación de Carlos Slim en la television de paga.

Quienes han esgrimido estos argumentos no parecen entender el buen precedente que se sienta, el principio de autoridad regulatoria que se ejerce, el efecto demostración que la multa podría tener sobre tantas empresas propensas a expoliar a los consumidores. Quienes han apilado estas críticas a la decisión de la Comisión Federal de Competencia no parecen comprender que –por fin– alguien en el gobierno se ha atrevido a actuar en nombre de los mexicanos exprimidos que día tras día, mes tras mes, año tras año han convertido a Telcel en una de las compañías más lucrativas del planeta. La empresa del Sr. Slim ha abusado de su posición en el mercado, y las autoridades regulatorias –conforme a las mejores prácticas mundiales– le...

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