Tanto por Escuchar/ Breves

AutorGerardo Kleinburg

El adiós de Abbado y Berlín

Claudio Abbado, uno de los más grandes directores de orquesta de la última tercera parte del Siglo 20 y uno de los mayores artistas vivos de Italia, deja la Filarmónica de Berlín. Y no sólo eso, con la expiración del contrato que lo ha vinculado con

la más célebre orquesta del mundo, el más que digno (y, en tantos aspectos, superior) sucesor de Karajan entra en un franco retiro invernal.

No es secreto para nadie que el cáncer de estómago que padece Abbado hace mella continua en la todavía fuerte y sonriente estampa de este pequeño músico; tampoco lo es que su actividad ha tomado un nuevo ritmo -reposado y sereno- ni que él mismo ha anunciado que pasará la mayor parte del tiempo en su casa, leyendo música y literatura.

Por eso, todos los discos recientes de Abbado con la Filarmónica de Berlín tienen un agridulce sabor a despedida, a paulatino y luminoso abandono. Este en el que director y atrilistas ofrecen una notable versión de la Novena Sinfonía de Mahler -última partitura del género completada por el compositor- no es la excepción.

Inevitablemente cargado del simbolismo que interpretar una de las obras mahlerianas ulteriores acarrea -sabiendo, sobre todo, que su autor estaba consciente de su enfermedad terminal y que ni siquiera llegó a escucharla-, esta Novena es toda luz (vespertina, sí) y transparencia, aun en sus episodios más briosos, aun en sus pasajes más grotescos.

Abbado confirma con esta serie de grabaciones, que ya tienen un lamentable dejo de legado, la verticalidad de su carrera y de su posición estética (con lo que de ético conlleva), la invariable profundidad de sus lecturas y su prodigiosa musicalidad.

Bien vale la pena seguir y adquirir esta serie de "grabaciones de despedida" entre los filarmónicos berlineses y su hasta hace poco director titular. Son, como todo en la vida artística de Claudio Abbado, una lección de música y una lección de vida.

La música del Rey Sol

Pocas, muy pocas agrupaciones enfocadas al repertorio antiguo y barroco interpretado con instrumentos originales han alcanzado la fama y admiración que hoy goza Le concert des Nations (entidad instrumental derivada de La capella reial de Catalunya), su director artístico, Jordi Savall, y su primer violín, Manfredo Kraemer.

Su inagotable serie de grabaciones -siempre elegidas con tino, siempre impecablemente articuladas en términos históricos- musicológicas, siempre deslumbrantemente ejecutadas

e interpretadas, se han convertido...

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