El botín de Amado, a subasta

AutorFrancisco Olaso

BUENOS AIRES.- Amado Carrillo Fuentes no parece haber tenido la misma suerte que durante años disfrutaron Josef Mengele, Adolf Eich-mann o Erich Priebke. En 1996 -cuando era jefe del Cártel de Juárez- concluyó que los países del extremo sur del continente americano, distantes del teatro de operaciones delictivas por las que la Interpol pedía su captura, podían ser un buen refugio para seguir su vida con una identidad nueva, tal y como hicieron aquellos nazis medio siglo antes.

Carrillo, El Señor de los Cielos, compró en Argentina, Uruguay y Chile haciendas y departamentos, establecimientos agropecuarios, empresas y autos blindados; y generó una estructura que su muerte, en 1997, le impidió utilizar. Los bienes del Cártel de Juárez en Argentina fueron denunciados en 1999 y embargados en 2000. El juicio contra sus testaferros argentinos demoró 17 años.

Y el pasado jueves 8 la justicia argentina anunció la subasta de los bienes embargados, cuya tasación asciende a unos 15 millones de dólares.

Carrillo llegó a Argentina en diciembre de 1996 -con un pasaporte que lo acreditaba como Juan Antonio Arriaga Rangel- y se presentó como empresario.

Se valió de la complicidad de numerosos prestanombres argentinos para comprar un departamento de 180 metros cuadrados en el barrio de Recoleta, el más caro de Buenos Aires; un departamento en Bahía Blanca; una mansión señorial y un hotel en Mar del Plata; el establecimiento agropecuario El Arbolito, de 2 mil 500 hectáreas; la hacienda Rincón Grande, de mil 50 hectáreas; los establecimientos agropecuarios El Estribo y El Espejo, todos en la provincia de Buenos Aires; y también unas 7 mil hectáreas distribuidas en los campos Minitas, Totoras y Hornitos, en la provincia de San Juan.

A esto hay que sumar cinco camionetas de lujo y equipos y maquinaria agrícolas.

Presentándose a veces como el empresario Francisco Mora Guerrero, Carrillo vivió los primeros meses de 1997 en la hacienda Rincón Grande, cercana a Mar del Plata. Lo acompañaban su mujer, Sonia, quien se hacía llamar Laura, y algunos de sus hijos. Esta hacienda cobró fama, poco más tarde, cuando los investigadores encontraron en ella un Cristo de tamaño natural que ornamenta la capilla y el león embalsamado que parecía vigilar la sala.

En marzo de 1997 cruzó a Chile, donde compró 12 propiedades y 18 vehículos, tres de ellos blindados. Antes había estado también en Uruguay, donde adquirió cuatro establecimientos agropecuarios y una casa en el exclusivo...

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