Billie Holiday en su centenario

AutorRafael Vargas

Desde finales de los años noventa, si uno le preguntaba a Carlos Monsiváis qué mú-I sica o qué cantantes estaba escuchando, solía responder que ya sólo le interesaba escuchar a Billie Holiday. Sonaba como una exageración pero, en realidad, no le faltaba razón: pasa con sus canciones lo que pasa con la gran poesía: uno quiere volver una y otra vez a ellas, las necesita.

Dueña de una voz singularísima, cultivada en la emulación de sus dos músicos fa-, voritos -dos leyendas: Bessie Smith y Louis Armstrong-, comenzó a cantar a los 15 años en clubes de Harlem en los que la única paga eran las propinas de los clientes. Para fortuna del mundo, a los 17 fue descubierta por un músico muy sólido y cultivado, el cellis-ta John Henry Hammond, metido a productor y cazatalentos, que tendría un papel muy destacado en la música popular de los Esta-dos Unidos (la lista de músicos a los que descubrió y promovió va de Bessie Smith y Count Basie a Bob Dylan y Bruce Springsteen).

En 1933 Hammond reclutó a otro músico que estaba a unos pasos de volverse famoso: Benny Goodman, y en noviembre de ese mismo año produjo las primeras grabaciones de Billie acompañada por él y por un pequeño grupo: "Your mother's son-in-law" y "'Riffin' the scotch". Fue la primera vez que cantó ante un micrófono -y la primera vez que veía uno: el aparato le hizo sentir miedo.

A ella no le gustaron esas grabaciones ("Mi voz suena tan aguda y chistosa... Parezco una comediante", diría en una entrevista en 1956) y su inconformidad le hizo mantenerse lejos de los estudios por más de un año. Todo cambió en julio de 1935, cuando Hammond logró convencerla de que grabara cuatro piezas con un grupo que cuesta trabajo imaginar mejor: Teddy Wilson en el piano, Roy Eldridge en la trompeta, Ben Webster en el saxofón tenor, Goodman en el clarinete, John Truehart en el Brown to you", "What a little moonlight can do", "I wished on the moon" y "Sunbonnet blue". Esas cuatro canciones forman parte del repertorio clásico de Billie Holiday. Para nosotros, ajenos a la dicha de escucharla en vivo, con esas grabaciones, realizadas cuando tante inmensa que reverenciamos.

El jazz es una de las grandes aportaciones de los Estados Unidos a la cultura universal. Es una forma musical tan compleja, rica y diversa como aquella que en su conjunto llamamos música culta. Se cultiva en todas partes del mundo y asimila todo tipo de elementos sonoros. Cuando se toma esto en cuenta y se piensa en el peso que Billie Holiday...

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