Como bienvenida, el duopolio lo dobló

AutorJenaro Villamil

Cuando Enrique Peña Nieto concluyó la lectura de su "décima decisión presidencial" y ofreció que su gobierno "licitará dos cadenas de televisión abierta en los siguientes meses", el presidente de Grupo Televisa, Emilio Azcárraga Jean, se levantó de su asiento.

Iba a marcharse del recinto del Palacio Nacional, en clara señal de disgusto. No obstante, Bernardo Gómez, vicepresidente de Televisa y su mano derecha, le sugirió que permaneciera sentado.

Curiosos, los empresarios ubicados en los lugares aledaños al asiento de los hombres que llevan las riendas de Televisa observaron la escena. Entre ellos, Bernardo Quintana, de Grupo ICA; Ricardo Salinas Pliego, de TV Azteca, y a unos cuantos asientos de distancia, Carlos Slim, el magnate de la telefonía mexicana (Telmex-Tel-cel) y adversario de Azcárraga Jean en el terreno del triple play.

La incomodidad se le notaba en el rostro al heredero del imperio fundado por Emilio Azcárraga Vidaurreta. A la salida del recinto, Azcárraga Jean comentó: "A ver quién le entra a lo de las cadenas de televisión abierta. El pastel de la publicidad ahí no crece. Es de sólo 2% o 3%. La banda ancha sí es el negocio".

En el mismo compromiso décimo, Peña Nieto prometió "generar mayor competencia económica, particularmente en el sector de las telecomunicaciones. El objetivo es que todos los mexicanos tengamos acceso a productos y servicios de mayor calidad y a mejores precios".

Y agregó que, por ello, en los próximos días enviará "una iniciativa para reconocer en la Constitución el derecho de acceso a la banda ancha y un conjunto de reformas para generar mayor competencia en telefonía, servicios de datos, televisión y radio"; es decir, el triple play.

Tras bambalinas, los operadores de Televisa y de TV Azteca presionaron a los negociadores del Pacto por México para que se modificara el texto del Compromiso 43, relativo a la competencia en radio y televisión.

Hasta la madrugada del domingo 2, el texto original contenía una frase que molestó a los dos potentados de la televisión en México, quienes controlan 95% de las señales de televisión y acaparan los contenidos tanto en señal abierta como en restringida.

El texto original comprometía a la televisión abierta a "ofrecer de manera gratuita" sus señales a todos los operadores de televisión de paga; es decir, que se aplicara la regla conocida como must offer. Esta obligación, existente en otras legislaciones internacionales de telecomunicaciones, afectaría el dominio de Televisa sobre los sistemas de televisión por cable (tiene más de 55% de los sus-criptores a través de Cablevisión, Cable-más y TVI); de televisión satelital (Sky, cuya competencia más fuerte es Grupo Dish, de MVS), así como los planes de TV Azteca de ingresar al mercado de la televisión de paga.

Por medio de algunos...

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