Bellas Artes: Fallas acústicas e inseguridad

AutorAlberto Pérez-Amador Adam

Las denuncias por la afectación del patrimonio nacional ocurridas en la sala de Bellas Artes se manejan en dos órdenes de ideas: por una parte, el agravio al decorado Art-decó de la sala; y por otra, el de la acústica.

En 2008 se anunció que las obras estarían a cargo del arquitecto Juan Urquiaga, quien vigilaría todo el proyecto, concentrado en innovar la mecánica teatral y los sistemas de seguridad. Cuando se publicó y aprobó aquel proyecto se hizo particular énfasis en que la arquitectura de la sala no sería tocada. Ello fue presentado y autorizado por un consejo. A mediados de 2009, la dirección de Bellas Artes, ya dependiente en ese momento de Teresa Vicencio, retiró a Urquiaga y designó a Claudio Gantous, del despacho Gan Arquitectos. En ese momento, en forma arbitraria y sin ponerse a discusión pública y mucho menos darse a conocer la decisión, se determinó intervenir la sala.

Esta acción es en doble forma un delito. Por una parte, se contravino la política de transparencia gubernamental; por otra, sin autorizarse tras una discusión pública, se intervino la sala, cuando antes enfáticamente se había eximido de ella para no contravenir las regulaciones internacionales de conservación de monumentos patrimoniales artísticos dictados por ICOMOS y por la UNESCO.

El trabajo afectó el patrimonio nacional. Se destruyó la platea, quitando el suelo inclinado y poniendo escalones. Esto no sólo elimina la acústica, sino que dificulta la salida del público en caso de siniestro. Se deshicieron los palcos. Con barata chapa de madera que simula nogal, se revistieron paredes y hasta mármol. Se quitaron las butacas y se pusieron sillas de cine. Se eliminó la arquitectura interior de los palcos y los balcones, a los que les pusieron en la parte delantera enchufes para conectar un enjambre de reflectores que cancelan la visibilidad de la hermosa herrería. Ahora hay tubos de metal atornillados a los palcos donde se encuentran esos reflectores, que tampoco fueron diseñados en Art-decó. Sus cables cuelgan por todas partes, como sucede en los postes eléctricos de las calles. Esto es altamente peligroso dentro de un teatro, pues los muchos materiales combustibles dentro de la sala pueden reaccionar con gran facilidad a la menor falla. Un incendio provocado por un corto circuito puede costar la vida a cientos de espectadores.

Se cambió la disposición de las butacas. Con ello se suprimió un pasillo central y los pasillos laterales perfectamente planeados para...

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