La batalla (futbolística) de Argel

AutorAnne Marie Mergier

PARÍS.- 10 de abril de 1958. Mokhtar Arribi y Abdelhamid Kermali llegan a la ciudad industrial de Saint-Etienne, en el sureste de Francia. Disponen de muy poco tiempo para cumplir su misión. Al día siguiente tienen que reintegrarse a sus clubes de futbol: Arribi es entrenador del Avignon Football 84; Kermali luce como atacante del Olympique Lyonnais.

Con cautela de agentes secretos, sin aviso previo, le caen a Rachid Mekhloufi, el "prodigio" de 21 años del AS Saint-Etienne, un jugador excepcional.

El encuentro deja pasmado a Mekhloufi. No es para menos. El joven atacante admira desde niño la brillante carrera de ambos futbolistas veteranos oriundos -como él- de la ciudad argelina de Sétif.

Pero sus dos paisanos no lo buscan para hablar de futbol.

En tono confidencial, Arribi y Kermali le revelan que pertenecen al Frente de Liberación Nacional de Argelia (FLN) y que la organización armada clandestina -a la que el gobierno francés considera terrorista- "contempla su participación en una misión de la más alta importancia".

Misteriosos, le advierten: "Argelia te necesita. Pasaremos por ti el domingo 13 de abril por la noche, después de tu partido contra Béziers. Tendrás que estar listo. Se acabo tu carrera en Francia. Te espera otra mucho más noble".

No le dan más detalles ni le contestan sus preguntas. Le ordenan no comentar nada con nadie y se van.

13 de abril. Últimos minutos del partido Saint-Etienne contra Béziers. El marcador indica dos en favor de Béziers y uno para Saint-Etienne. Rachid Mekhloufi, autor del único gol de su equipo, arriesga un ataque intrépido para empatar y salvar el honor. Lo rodean jugadores del Béziers. La tensión es máxima. Al tratar de romper el cerco, el goleador choca violentamente con N'Jo Lea, un compañero de equipo. Se derrumba; dos camilleros lo sacan de la cancha.

Mokhtar Arribi y Abdelhamid Kermali, quienes siguen el partido por radio, se miran consternados. Sea como sea tienen que marcharse cuanto antes de Francia con Mekhloufi y con Abdelhamid Bouchouk, lateral del Toulouse Football Club, también "contactado" por el FLN.

14 de abril. Siete de la mañana. Kermali irrumpe en el hospital donde está internado Mekhloufi; 10 minutos después los dos hombres salen sin llamar la atención del personal. Temblando de excitación, el joven goleador disimula su pijama debajo de una larga gabardina. Se siente arrojado en una película de suspenso.

14 abril. Siete de la noche. El coche en el que viajan los cuatro futbolistas se detiene en la frontera con Suiza. Conscientes de que van muy atrasados en relación con el plan inicial, y de que pueden ser detenidos, todos fingen desenvoltura y serenidad al entregar sus pasaportes a dos imponentes agentes de la policía fronteriza. Con suma seriedad, éstos revisan sus documentos, luego se miran entre sí con expresión estupefacta. Cunde el pánico en el coche.

"¡Mekhloufi! ¡Kermali!", exclama el oficial más joven, quien no da crédito de que se trata de sus ídolos. Los policías bromean con los futbolistas y les piden autógrafos. Todavía no les ha llegado la orden de arresto que las autoridades francesas acaban de emitir contra los fugitivos.

A las once de la noche, el cuarteto alcanza en Lausana a otros dos "conspiradores": Said Brahimi, atacante delToulouse Football Club, y a Mohamed Boumezrag, futbolista retirado y cerebro de todo el "operativo".

Los seis hombres apenas tienen tiempo para agarrar un tren de noche hacia Roma, donde verán a los demás integrantes del "complot": Hammadi Khaldi, Abderrahma-ne Boubekeur, Abdelaziz Ben Tifour, Amar Rouaï, Kadour Bekhloufi y Mustafa Zitouni...

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