El balance de Sáizar en "1988-2012: Cultura y transición"

En 1988 era gerente general de Editorial Jus. Ya tenía una relación estrecha con Carlos Monsiváis, figura definitiva en mi vida. Estudiaba mi segunda carrera, Ciencias Políticas y Administración Pública. La efervescencia que vivía el país era evidente en las universidades: la pasión estudiantil que reclama un papel protagónico desde 1968 aparece 20 años después con inteligencia crítica.

Pertenezco a la generación que leyó con enorme atención Tiempo nublado de Octavio Paz y se sacudió con esa alegoría moral. Reconozco la herencia de las generaciones que me precedieron y pensaron a México con grandeza. La cultura de México exigía desde finales de los setenta un andamiaje institucional que garantizara una doble pista para la creación: estímulos y libertades.

Teníamos revistas de gran calado (Vuelta y Nexos, especialmente) y periódicos con secciones culturales de propuestas vitales (Uno más Uno, Nouedades, La Jomada).

Cuando el presidente Salinas anuncia la creación del Conaculta, asumo que se trata de un proyecto bien pensado, estratégico para el desarrollo cultural. El primer titular, Víctor Flores Olea, fue una elección acertada. Lustros después, estando yo al frente del organismo, en una reunión en Argentina, constaté que el Conejo se convirtió desde su inicio en modelo de muchos países, sus políticas y programas se replicaron en diversas latitudes. El prestigio y el éxito de los creadores mexicanos a principios de este siglo, ratifica el propósito fundacional.

Desconozco las razones de la figura jurídica con que nació el Conaculta. La especulación no es una de mis fortalezas. Supongo que valoraron lo que era viable en el escenario político que privaba. No estuve involucrada ni en la reflexión ni en las decisiones sobre el diseño institucional. La figura inicial no me parece desafortunada. Pero hay un asunto que sí considero trascendente: la no inclusión de una reserva cultural en elTLCAN. Aun con una cultura poderosa y un legado milenario de cara a los procesos económicos de gran capacidad de gestión de los bienes y servicios culturales entre las tres naciones, habría valido la pena incluir capítulos específicos; el rubro cinematográfico, por ejemplo.

Los noventa son fundamentales para la consolidación del proyecto cultural, especialmente del Conaculta: el ejercicio internacional, la creación de infraestructura, la apropiación de algunas instituciones, el desarrollo de estímulos a creadores y el surgimiento de nuevos talentos y propósitos. En octubre del 1990, la exposición México, esplendores de 30 siglos muestra al mundo (y a los mexicanos) nuestra grandeza cultural. Título insuperable. En la inauguración en Nueva York se conoce el Premio Nobel de Literatura para Octavio Paz...

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