Bajos Fondos / Ejércitos de la noche, al ataque

AutorSergio González Rodríguez

Vine al BPM Lounge porque me dijeron que aquí estaba muy padre... La verdad es que el mood para llegar a este bar debe ser el siguiente: ganas de insertarse en un ambiente de puro beat, temperamento liviano y avidez ante la noche danzable. La carrera larga y el corazón galopante. La música electrónica hace el resto. Fogonazos que se hunden en el festejo de luz multicolor. Situado en una zona de prestigio ultra metropolitano, es decir, las inmediaciones del World Trade Center, el BPM Lounge es un punto de fuga respecto de las tradicionales cantinas, los bares fresas, los salones de baile afro"antillano y los restaurantes de guante y pipa que tanto atraen en la Nápoles y del Valle.

En el BPM Lounge ululan y pululan los fantasmas del relumbre indirecto que se beben nuestras neuronas, o que fascinan nuestro entendimiento, y es que la coctelería de colores y sabores exóticos concitan el azul, el rojo, el amarillo y el espesor de lo transparente que obsede más a que a nadie a la banda juvenil. Unos bailan, otros conversan a gritos, otros observan y otros hacen las tres actividades juntas al mismo tiempo. Con esto se quiere indicar que hay en el BPM Lounge una proclividad al caos calculado que se ha vuelto un grado de excelencia al comenzar el siglo 21.

Y si la barra del sitio parece emanar radiaciones invisibles que mueven a los contertulios, la exactitud del equipo de sonido y la iluminación dominan el territorio de las expectativas que se prolongarán hasta el amanecer y aún más. Es la búsqueda involuntaria del envejecimiento prematuro que...

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