Bajos Fondos/ El Clóset

AutorSergio González Rodríguez

En la época de la euforia futbolística, hay muchos lugares para atestiguar los éxitos y los fracasos del equipo favorito. Pero hay un lugar que añade, a las convenciones del fanatismo doméstico, un valor agregado: el concepto del bar-cabaret y el espectáculo del table-dance. Desde luego, se trata del benemérito Clóset de la Colonia Condesa, donde se invita a disfrutar del futbol mundial en la madrugada.

¿Por qué benemérito? Porque es uno de los únicos centros nocturnos donde uno paga por sentirse el mayor filántropo de México. Ya quisiera Carlos Slim, el hombre más rico de América Latina. O ya quisiera Bill Gates, poseedor de una fortuna de rango insuperable en el mundo. Estar en El Clóset implica no sólo asumir que uno está dispuesto a gastar todo el dinero que se venga en mente, sino hacerse a la idea que será feliz conforme más grande sea la cuenta a pagar. Así de plano.

Supongamos que usted llega una noche antes de que abran el salón del segundo nivel, donde un conjunto de chicas lindas se desnudan a medias. Entonces, será obligado a permanecer en el "piano bar", en donde en cuanto entra usted se enciende toda una maquinaria de diversión que incluye lo siguiente: 6 músicos, una cantante de rolas clásicas de rock, un baladista, un payaso que no hace payasadas pero dice cantar, media docena de meseros, tres capitanes, una cigarrera, tres treintañeras bostezantes __damas de compañía<00AD><00AD> que son parte de la decoración y 14 garroteros.

En una hora, nomás por medio docena de cervezas y tres copas de cortesía, su cuenta será escalofriante: unos 2 o 3 mil pesos. Todo, desde luego, en buena onda. Claro, en lo que usted se acostumbra al papel de ser un magnate instantáneo, las cosas empeoran. Así que sólo queda ponerse nostálgico...

Hubo un tiempo en que El Clóset <00AD><00AD>¡uhhh!<00AD><00AD> era un cabaret con variedad de vedettes. Allí brillaba una estrella: Diana (Dayana) Gay, que a lo sumo se ponía un bikini escalofriante y en el clímax de su rutina sicalíptica le daba por quitarse el top, mientras los asistentes rugían...

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