Avalan Ley del Trabajo

LA MAÑANA del penúltimo día de su Gobierno la empleó el presidente Felipe Calderón para colgarse la medalla de una iniciativa que, con la aquiescencia de Enrique Peña Nieto, a la postre prosperó.

Arropado por su Consejero Jurídico y los Secretarios de Gobernación y del Trabajo, Calderón compareció ante la prensa para anunciar la promulgación del decreto que reforma la Ley Federal del Trabajo.

Con atorones y complicaciones que perfilaron la posibilidad de que fuese archivada en la pista del Legislativo, la iniciativa preferente que usaba por primera vez un Ejecutivo, para empujar la reforma laboral -ya había sido aprobada la Ley de Contabilidad Gubernamental-, salió avante en un ambiente marcado por la incertidumbre.

Ayer, rodeado por diputados y senadores -sobresalía la presencia de Jesús Murillo Karam, de Ernesto Cordero y de Javier Lozano-, Calderón firmó el decreto respectivo pasadas las 09:30 horas.

Visible el buen humor del Ejecutivo, bromeó con Murillo Karam, el presidente de la Mesa Directiva de la Cámara de Diputados, con el mudo testimonio del senador panista Ernesto Ruffo Appel, el bajacaliforniano con el que en 1996 compitió por la presidencia del Partido Acción Nacional.

Calderón enunció las bondades de la reforma -con "cambios de gran calado" que implican la modificación de 300 artículos- y resaltó, en primer lugar, la garantía de que habrá condiciones mínimas para que se respete plenamente la dignidad humana de los trabajadores.

Y, marcadamente, la introducción de modalidades nuevas de contratación, particularmente, el que el trabajador convenga con el patrón el pago por horas u hora...

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