La automatización del voto. Entre el miedo y la pasión: un análisis de cuatro casos europeos

AutorLetizia Caporusso
Páginas23-55
Revista Mexicana de Análisis Político y Administración Pública
Departamento de Gestión Pública y Departamento de Estudios Políticos y de Gobierno
Volumen , número , julio-diciembre 
Pp. -
Revista Mexicana de Análisis Político y Administración Pública. Universidad de Guanajuato.
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la automatiZación Del voto. entre el mieDo y la Pasión:
un anÁlisis De cuatro casos euroPeos*
Automation of the vote. Between fear and passion:
Four european cases analysis
Letizia Caporusso
Resumen
En este artículo se presenta el análisis de cuatro
casos empíricos sobre el despliegue de las tecno-
logías de votación electrónica, resaltando sus di-
ferentes contextos y resultados. El caso de Irlan-
da, donde el proceso de implementación “desde
arriba” activó un debate en la opinión pública
que llevó a que se cancelara. Gran Bretaña es
el caso donde se experimentaron diversas solu-
ciones tecnológicas, incluso en procesos electo-
rales con valor legal, pero se renunció a su uso
en amplia escala. En Holanda, donde ya existía
el uso de máquinas electrónicas de votación se
enfrentaron a diversos elementos de discusión
de grupos de presión que pugnaron por la re-
introducción del uso de boletas de papel y lá-
piz. Finalmente en el caso de Estonia donde se
presentó el voto por internet como uno de los
diversos canales de votación, obteniendo cierto
grado de conanza por parte de los ciudadanos.
La comparación de estos casos muestra la impor-
tancia que tienen los valores, ideas y expectativas
hacia las instituciones en torno al derecho de
votar y su relación con el éxito o no de la im-
plementación de los esquemas de e- y i-voting.
Palabras clave: voto electrónico, voto por inter-
net, Irlanda, Gran Bretaña, Holanda, Estonia.
Abstract
e paper presents four empirical cases of de-
ployment of electronic voting technologies,
highlighting the dierent contexts and outco-
mes. Ireland with a top-down decision acquired
voting machines that, following a heated debate
in the public opinion, had to be stored and ne-
ver set up. Great Britain experimented dierent
technological solutions, also in elections with
legal standing, but gave up the prospect to use
e-voting on a large scale. e Netherlands, that
were accustomed to voting by means of direct
recording electronic machines, had to face the
issues raised by a pressure group and reintro-
duced paper-and-pencil ballots. Finally Estonia
oered internet voting as one of the possible
voting channels, gaining more and more con-
dence by its citizens. e comparison of these
cases shows the crucial role played by values,
meanings and expectations towards the institu-
tions and towards the duty/right to vote in sha-
ping the (in) success of e- and i-voting schemes.
Keywords: e-voting, i-voting, Ireland, Great Bri-
tain, e Netherlands, Estonia.
Fecha de recepción:  de m arzo de 
Fecha de aceptación:  de ju nio de 
* Título original : L’automatizzazione delle procedure di voto. Tra allarme e passione: quattro s tudi di caso europei.
Traducción de Fernando Barrientos de l Monte, con la colaboración de Grecia M. Vallejo García .
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La tecnología vista como un instrumento para salvar la democracia es una cuestión que ha
inspirado, persuadido o alarmado a académicos y políticos, muchos han visto con temor
sus posibles efectos en la creciente desafección a las urnas en términos de representatividad
del cuerpo electoral y de la legitimación de los procesos democráticos (Dalton, ; Gray
y Caul,).
Entre las posibles causas de este fenómeno que involucra a todos los países occidentales
regularmente se señala la incapacidad de los partidos y de los actores políticos de saber
interpretar las exigencias y el lenguaje de una sociedad que cambia rápidamente, pero tam-
bién y a nivel individual el cambio del estilo de vida, una creciente movilidad laboral, la
aceleración impuesta por nuevos modelos de comportamiento: según la teoría de la elec-
ción racional el costo – en términos de tiempo- que cada elector debe enfrentar dirigién-
dose a las urnas no compensaría los benecios obtenidos lo que involucraría estrategias de
freeriding.
Para abatir estos costos muchos gobiernos y organismos supranacionales han conside-
rado que la tecnología puede mejorar el acceso a instituciones democráticas, incentivando
nuevas formas de participación y desperta ndo el deseo de movilización dado por implícito.
A partir de los años noventa inicia de esta manera la era de la e-democracy, es decir la era
en la cual el medio —la tecnología— surge como una respuesta y la panacea a la crisis de
legitimación de una democracia cada vez menos participativa.
La llamada democracia electrónica se articula en tres directrices fundamentales: una
dimensión estrictamente informativa, que va en un sentido único de la administración
pública hacia los ciudadanos; una dimensión administrativa, que prevé una mínima in-
teracción bajo la forma de solicitud y de oferta de servicios, y nalmente una dimensión
participativa, entre la cual se encuentra una comunicación biunívoca entre instituciones y
electores, con el objetivo de intervenir activamente en la denición y en la solución de cue-
stiones de interés público (Capocchi, ; Di Maria y Micelli, ; Miani, ; Pittèri,
). En esta ultima dirección se ubica el voto electrónico, una etiqueta genérica que en
su multiplicidad concibe elementos de democracia directa (si la emisión del voto es más
accesible a los ciudadanos estos pueden involucrarse en mayor medida en las decisiones) o
al menos una mayor eciencia y facilidad en la expresión del voto.
La visión europea esta delineada en una serie de elementos que prevén la progresiva in-
formatización de las relaciones entre lo público y lo privado (Commission of the European
Communities ; ; ), a la luz de la progresiva digitalización de todas las esferas
de la vida. En la última década del siglo pasado proliferaron proyectos de e-democracy
tanto a nivel local como nacional e incluso supranacional entre los cuales llevaron a cabo
numerosos experimentos en relación a los procedimientos electorales. Incluso a nivel euro-
peo el voto electrónico ha estado fuertemente auspiciado por una inuyente corriente de
académicos y burócratas que consideran que esta moda lidad innovadora de elecciones pue-
de contribuir y uniformar los procedimientos —hoy por hoy extremadamente heterogéne-
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os entre ellos— adoptados por los estados miembros de la Unión Europea (Bettinelli ;
Lodge ). Con dicho objetivo la Comisión Europea ha implementado dos estrategias
complementarias: por un lado promoviendo un estudio sobre la compatibilidad del voto a
distancia y el voto electrónico con los estándares del Consejo Europeo (Venice Commis-
sion ); y por otro lado de manera operativa, ha conanciado el desarrollo de algunos
proyectos experimentales de voto electrónico y voto a distancia.
¿Puede la tecnología verdaderamente estimular la participación ciudadan a? La opinión al
respecto está dividida: a lgunos críticos lamentan el hecho que las nuevas tecnologías estén
contribuyendo a la individualización y a la desintegración de las sociedades posmodernas,
erosionando el interés civil y político y por tanto reejándose en niveles cada vez mas con-
tenidos de participación electoral (Putnam ); otros consideran la nuevas formas de
comunicación como canales que pueden producir formas no institucionaliz adas de partici-
pación(Bochsler ). La crisis de las formas convencionales de participación política no
ha sido exclusivamente interpretada como una crisis tout court, sino como un cambio de la
lógica en la cual los ciudadanos expresan sus intereses: la incapacidad de los partidos y los
actores políticos convencionales para comprender e interpretar las cambiantes exigencias
de una sociedad que evoluciona rápidamente libre de recursos, dirigiéndose hacia nuevas
formas de participación que se expresan mas allá de las arenas políticas convencionales
(Norris ).
En este sentido el cambio tecnológico de los instrumentos utilizados en el proced imiento
del ejercicio del voto podrían efectivamente contribuir a aumentar el involucramiento de
los electores, pero como un efecto de la reducción del “costo” individual de la participa-
ción política más que un cambio paradigmático en la relación entre ciudadanos y la cosa
pública. Las elecciones electrónicas facilitarían el acce so a quienes no se acercan a las urna s
porque están físicamente imposibilitados de hacerlo, pero siempre en una dimensión que
permanece bajo las formas políticas convencionales. El uso de estas tecnologías representa
por tanto una aplicación particular de las políticas de democracia electrónica, quizá la más
conservadora respecto a otros escenarios que emergen desde los foros ciudadanos hasta las
redes civiles, desde el e-petitioning a los movimientos espontáneos que se organizan en redes
coagulándose en torno a objetivos de interés común.
Desde el punto de vista del voto electrónico, Europa ha seguido un camino diferente al
de los Estados Unidos. En este último, instrumentos mecánicos y electromecánicos fueron
introducidos desde nales del siglo XIX para reducir los costos del personal involucrado
y facilitar las operaciones de recepción y conteo del voto en consultas que resultaban muy
complejas a causa del número de cuestiones en las cuales los electores están medianamente
llamados (Dugger ; Saltman ). En Europa el único país que había utilizado siste-
máticamente maquinas de votación desde hace más de veinte años era Holanda, mientras
que en otros países el interés por la automatización nació, o fue impulsado, a partir del
Para una visión más amplia en rel ación a este debate, vid. Stol le( ).
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