Ausencia de proyecto petrolero

AutorOlga Pellicer

Los hidrocarburos son, sin duda, uno de los recursos más importantes con que cuenta México para superar diversos problemas que no han encontrado solución, como la lentitud del crecimiento económico, el rezago tecnológico, los altos niveles de pobreza y la carencia de empleos formales. Sin embargo, una gestión desacertada de las fuerzas que desatará la reforma energética, entre ellas la conocida corrupción de la clase política, puede dar al traste con cualquier esperanza de reorientar la economía del país. La manera desaseada con que se ha procedido, la inconsistencia de los documentos aprobados y sobre todo la incapacidad del Ejecutivo para transmitir cuáles son realmente los fines que se persiguen en materia de desarrollo energético invitan al escepticismo. Como tantas otras reformas que han pretendido modernizar al país, ésta puede ser simplemente la puerta de entrada a una época aún más acentuada de corrupción y generación de beneficios distribuidos de manera muy desigual.

La lectura del dictamen por el que se reforman y adicionan los artículos 25, 27 y 28 de la Constitución ofrece material para justificar el escepticismo. Está presente allí una clara inconsistencia entre los razonamientos que intentan dar legitimidad a la reforma y las medidas específicas a tomar según lo establecido en los 21 párrafos transitorios; éstos fijan la pauta para las adecuaciones jurídicas que se llevarán a cabo para implementar la reforma.

A juzgar por lo que se presenta en más de 200 páginas, los legisladores se interesaron profundamente en la situación mundial, los cambios ocurridos en el mercado internacional de energéticos, el crecimiento de la demanda en los países emergentes, los adelantos tecnológicos en materia de explotación de hidrocarburos no convencionales y el surgimiento de Estados Unidos como país autosuficiente en materia de petróleo e importante exportador de gas natural.

Todo ello modifica la geopolítica tradicional en materia de energéticos e invita a buscar modelos exitosos que puedan inspirar nuevos caminos para México. El documento dedica entonces especial atención a los casos de Noruega, Colombia y Brasil. En los tres países se encuentran historias de éxito y en los tres está presente una empresa nacional fuerte que, sin prescindir del capital privado, es el motor más poderoso de una pujante industria petrolera: Petrobras en Brasil y Statoil en Noruega son ejemplos muy conocidos.

Tomando en cuenta tales antecedentes, es pertinente la...

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